El martes pasado, Eva Briñócoli le abrió las puertas de su casa al programa El Periodista que se emite por Canal 12. Allí contó la historia de su hijo Adrián, que padece parálisis cerebral y no tiene cura. Ante esto, ella pidió aplicar eutanasia directa para terminar con el sufrimiento del joven.
La madre, agotada, explicó que recorrieron e hicieron todo lo posible, pero su hijo no evoluciona: “por años seguimos terapias y medicaciones, estudios y análisis, pero siempre es lo mismo”.
Ante la solicitud de la madre del joven, Luciano Pereyra, abogado especialista en Derecho de Salud, indicó a NEA HOY: “es legalmente inviable, considero que es sumamente necesario encuadrar el hecho en otras salidas, más aún cuando la salud, es un derecho reconocido constitucionalmente”.
En nuestro país no está permitida la eutanasia bajo ningún punto, por lo que el comité de Bioética de Misiones descartó el pedido de los padres.
Eva explicó que es angustiante la situación que le toca atravesar: “No tiene vida. Esto va a seguir, el neurólogo dijo que no hay cura, va a seguir siendo un chico convulsivo que se autolesiona. ¿Quién se va a hacer cargo de él cuando no estemos?” se preguntó la madre.
Pereyra, quien se desempeña como asesor jurídico del Parque de la Salud de Misiones, consideró: “los padecimientos sufridos tanto por Adrián como por su familia se reducirían considerablemente al recibir, todos ellos, los respectivos cuidados multidisciplinarios, para los cuales nuestro sistema de salud provincial está plenamente capacitado”.
Tras el revuelo mediático del caso, el IPS confirmó que facilitará un acompañante terapéutico, la posibilidad de que Adrián asista a un Centro de Día y todo lo necesario para el tratamiento de las convulsiones que padece.
Diferencias entre muerte digna y eutanasia
A nivel nacional la ley de Salud Pública, conocida como derechos del paciente N° 26.529, regula diferentes Instituciones o cuestiones jurídicas en el ámbito sanitario, como el consentimiento informado, la historia clínica y los distintos derechos específicos de los pacientes. Uno de estos derechos es la autonomía de voluntad en el cual se contempla la muerte digna.
La muerte digna no es más ni menos que el derecho que tiene el paciente -o sus familiares en el caso de que el enfermo esté imposibilitado-, que padece una grave enfermedad terminal, de decidir su vida voluntariamente sin sufrimiento, cuando la ciencia médica nada puede hacer respecto sobre la enfermedad terminal.
En cambio, en la eutanasia la muerte es provocada por un profesional de la salud, exigiéndose la manifestación expresa y consciente del paciente.
El caso de Adrían Martínez no puede ser considerado bajo ningún punto de vista como muerte digna ya que no padece ninguna enfermedad terminal. Para situaciones como esta, nuestro Código Civil establece, en relación a las personas con capacidad restringida o incapacitadas, un sistema de apoyos a fin de facilitar la comunicación y comprensión.
