En Formosa hay seis Alcaldías Provinciales y la Unidad N° 10 (U-10) perteneciente al Servicio Penitenciario Federal. Los internos privados de su libertad, en su mayoría jóvenes, pueden optar por finalizar sus estudios primarios, secundarios u ofertas de formación profesional para reinsertarse en la sociedad. Muchos egresaron y actualmente cursan carreras universitarias en la Universidad Nacional de Formosa.
Desde el comienzo de la pandemia del coronavirus y el aislamiento social, preventivo y obligatorio continúa el abordaje de actividades áulicas. Se dictan de manera presencial, pero con materiales educativos que son enviados por los instructores de formación profesional sin prácticas profesionalizantes presenciales en las instituciones carcelarias.
En este contexto, los estudiantes pueden ser evaluados sin calificación. En las unidades carcelarias utilizan los cuadernillos pedagógicos, Formosa Estudia en Casa, elaborados por los equipos del Ministerio de Educación.
La educación e inclusión educativa está presente en toda la provincia de Formosa, dando igualdad de oportunidades a quienes no tuvieron acceso en su niñez o adolescencia.
Los internos hasta que comenzó la pandemia del coronavirus tenían la posibilidad de optar por capacitación laboral en electricidad, como operador de informática para la administración y gestión, carpintería, huerta y jardinería, entre otros.
Saúl Aquino, responsable técnico de educación en contexto de encierro y director de CESEP N° 25 señaló a NEA HOY que “la mayoría de los alumnos que cumplen condenas tienen el objetivo de estudiar o capacitarse”. Sobre el trabajo de los docentes en unidades penitenciarias contestó: “es una modalidad particular pero no es difícil”.
En Formosa desde el 2010 la prioridad de esta política educativa se viene desarrollando con especializaciones y capacitaciones para que los docentes puedan trabajar en contexto de encierro.
“La educación en contexto de encierro es fundamental para la reinserción social”
“En la provincia de Formosa el mayor número de repitencia o abandono escolar se da en el primer año del ciclo secundario”, especificó Aquino.
Por su parte, Oscar Aguirre, director del colegio y del anexo penitenciario CESEP N° 44, uno de los centros educativos de Nivel Secundario para adultos de la ciudad de Clorinda dijo a NEA HOY que en los último años la mayoría de los estudiantes son menores o personas jóvenes con sentencias por narcomenudeo.
Señaló que los internos tienen por ciclo aprobado una disminución en la condena o el beneficio de salidas transitorias entre 2 y hasta 22 meses que se suman a la buena conducta y cumpliendo con las actividades escolares.
Coincidió con las palabras de su par que “ser docente en contexto de encierro no es complicado, pero hay que tener vocación”.
“La reinserción social de los chicos que estudian es gratificante”
Hay muchas historias de superación en las cárceles; muchos jóvenes durante un año son alfabetizados y posteriormente cursaron el ciclo primario y secundario. En libertad comenzaron a cursar carreras universitarias con autorización judicial.
