El 3 de noviembre es la fecha clave para la política estadounidense e internacional, ya que los candidatos a la presidencia, Donald Trump y Joe Biden, competirán por dirigir al país más importante del mundo por los próximos cuatro años.
La situación internacional no favorece al actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ya que su país es el más afectado por la pandemia del COVID-19 con más de 8,4 millones de infectados. A esto se le suma una crisis de credibilidad por tensiones sociales devenidas en multitudinarias protestas y una relación cada vez más tensa con China.
Este cúmulo de factores posicionan a su opositor, el demócrata Joe Biden, como el principal candidato para ganar estas elecciones presidenciales. Los sondeos actuales dan como favorito, al menos en términos de intención de voto, a Biden, sacando una distancia de 6 puntos sobre Trump.
Las encuestas pueden fallar…
Sin dudas que el método de análisis y estudio de las campañas presidenciales se basan, esencialmente, en encuestas directas. Esta herramienta le da a los partidos políticos la capacidad de ajustar sus mensajes y estrategias para impactar en sus objetivos.
En las pasadas elecciones, el por entonces candidato republicano Trump estuvo por debajo de las encuestas de intención de voto durante toda la campaña e incluso, en el recuento total de los votos, sacó varios millones de votos menos que Clinton, su contrincante.
Pero ¿cómo se explica esto?
Lo esencial es entender que el sistema electoral de Estados Unidos es indirecto, entonces los votantes deciden los electores (que varían por cada estado) que luego elegirán presidente.
Estos electores son representantes que en una segunda estancia deciden entre los dos candidatos. Este motivo permite que, como pasó en las elecciones anteriores, habiendo sacado menos votos en general, Trump se haya hecho con la presidencia por haber conseguido más sufragios de estos electores.
Es por eso que es indiferente que Biden gane en el estado de Florida por 30 puntos porcentuales o por 1 sólo voto; una vez cerrado el escrutinio, el ganador se lleva los 55 electores de este Estado.
Los estados bisagra
Los sondeos generales dan como indicios de un favoritismo de Joe Biden en 22 Estados y de Trump en 20.
Pero las lealtades políticas en Estados Unidos suelen ser muy marcadas. Por ejemplo, Washington DC es marcadamente demócrata. Por eso es clave entender la fuerte campaña que están haciendo los partidos en los estados bisagra.
Por un lado, Biden busca reforzar sus votos en Florida, con 55 electores, Carolina del Norte con 15 decisores, Arizona con 11 electores y la poderosa Pennsylvania con 20 votos en la decisión final de la Cámara Electoral.
Por su parte, Trump apunta a seguir ganando votos en Ohio que tiene 18 electores, buscando que Georgia y Wisconsin, donde aparentemente existe un empate en las encuestas, le den la victoria para sumar 26 electores.
El gigante dormido
Los latinos son la minoría más grande de Estados Unidos, superando a los afrodescendientes, con más 32 millones de personas, representando el 13% del electorado.
El sentido común indicaría que los latinos, por la tendencia progresista de sus orígenes, volcarían su apoyo incondicional a Biden, de corte socialista y opositor a los mensajes xenófobos y anti- migratorios de Trump.
Aunque históricamente los latinos apoyaron a los candidatos demócratas como Biden y Obama, la tendencia se revirtió en las últimas elecciones donde el apoyo a los republicanos subió a un 28%.
Además, la minoría latina no tiene una participación electoral como se espera de ellos. Teniendo en cuenta que los datos de las presidenciales 2016 arrojaron que solo el 48% de los que podían votar lo hicieron, dejando un margen para que los partidos políticos capitalicen esos votos.
La cuenta regresiva hacia las presidenciales está corriendo, las acciones de campaña se agotan y los norteamericanos empiezan a decidir su futuro que, en la mayoría de los casos, marca la agenda de la economía mundial.
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