Google es el sitio web más visitado del mundo. Su motor de búsqueda es el más utilizado por los usuarios de internet para buscar casi cualquier cosa, y entre esas cosas, noticias.
Claro, Google es el que impone las reglas de quien aparece o quien no en los buscadores, dando lugar a una competencia bastante potente entre las empresas periodísticas para posicionarse primeras en las listas de búsqueda de google.com
Aquí es cuando empieza el conflicto con el Gobierno australiano y los medios de comunicación de este país. Para poder posicionarse mejor las empresas pagan publicidad, lo mismo que hacen en comerciales de televisión pero en la web.
Esto llevó a que los ingresos de publicidad en medios tradicionales de comunicación hayan caído un 75% en tan solo 5 años, dando lugar a un gran poder económico y, por sobre todas las cosas, simbólica a Google como arena cultural donde se disputa la agenda actual.
Así funciona en cada país donde Google -y cualquier red social como Facebook– está presente. La empresa que quiere aparecer paga y acorde cumpla los requisitos del gigante tecnológico se posicionará en los lugares más importantes.
Pues para el Gobierno de Scott Morrison, Primer Ministro australiano, esto no puede continuar así por una sencilla razón: Google no produce contenido, posiciona el de los otros.
Es por esto que Australia aprobó la ley que obligará a Google y a Facebook y demás plataformas, a ceder parte de sus ganancias por publicidad a los medios de comunicación, ya que los usuarios utilizan Google para llegar a ese contenido.
Esto no le gustó a las autoridades de la empresa estadounidense quienes rápidamente amenazaron con dejar el país: “Esta es una medida poco probable de implementar, lamentaremos que Google deje de estar habilitado en Australia”, dijo Melanie Silva, máxima autoridad de la empresa en territorio oceánico.
Por su parte, el Gobierno de Australia salió al cruce rápidamente advirtiendo que “no toleran ningún tipo de amenazas” chicaneando con posibles escenarios similares en otros países “¿Se retirarán de todos los mercados? ¿No quieren dejar precedentes?”.
Lo cierto es que el conflicto está en puerta. Google asegura que esto “hace inviables las operaciones de la empresa en el país” y esto se debe a que de cada 100 dólares australianos (unos 79 americanos) que se invierten en publicidad, 80 se van directo a las arcas de Google y Facebook.
Este panorama es desalentador para las salas de redacción, ellos consideran que mucho del tráfico que tienen estas empresas les llega por su contenido. En este planteo, Facebook asegura que solo el 1% de su tráfico web llega provenientes de noticias al “inicio” de la página de esta red social.
En este sentido, en orden de probar su punto, desde el 18 de febrero hasta el 26 de ese mismo mes del 2021, Facebook realizó una suerte de censura mediática a los medios australianos en su plataforma.
En estos días, Facebook no permitió que los usuarios compartieran hipervínculos de sitios web de noticias australianas en la plataforma. Esto generó un repudio generalizado de la comunidad periodística, académica y política en el país.
Estamos en presencia del próximo gran debate sobre acceso a la información de calidad, poder publicitario y competencia en el mercado digital más grande de esta década del 20.
Muchos países europeos esperan el desenlace de este conflicto en Australia para avanzar en el cobro de impuestos a estas empresas tecnológicas.
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