Los Caras Sucias nacieron el 6 de junio de 1996 como la primera escuela de iniciación deportiva del barrio posadeño Santa Rosa, en la provincia de Misiones. Su fundador, Cristian Cañete, resaltó que el deporte y la contención social en los barrios son los pilares de esta ONG.
En sus comienzos, la ONG se dedicaba plenamente a la realización de partidos en la cancha del barrio Santa Rosa, pero a medida que fueron pasando los años se transformó en una familia que prioriza el trabajo solidario para ayudar a las personas más necesitadas.
Cristian Cañete, fundador de Caras Sucias, es un ex jugador y en la actualidad árbitro de fútbol. Desde hace más de 20 años coordina todos los fines de semana una grilla intensa de partidos en la cancha del barrio Santa Rosa, ubicada a metros del arroyo Zaimán.
“Yo nací en la pobreza, a los 8 años ya era vendedor de diario y fue toda mi vida así, pero aprendí que la gente humilde es la más sensata, la que más valora y te cuida”, se presentó el padre de los Caras Sucias.
Uno de los aspectos más importantes de Caras Sucias es que nunca el horizonte fue lo monetario, sino todo lo contrario, es la diversión: el niño que no puede pagar una cuota mínima, juega igual.
Para Cañete “el mejor regalo que puede tener un ‘gurí’ es la pelota, yo considero que es mágica porque atrae muchos sueños”. Esa idea lo motiva a seguir trabajando diariamente para que “los niños del barrio puedan olvidarse de todo, al menos por un momento, al entrar a la cancha”.
Conformación de la Liga
Durante los primeros años todo era muy amateur, solamente se jugaban partidos amistosos en el potrero del barrio, hasta que en el 2000 se constituyó la Liga Caras Sucias y al día de hoy se siguen sumando equipos.
Antes de la pandemia integraban la liga 20 equipos de diferentes barrios de Posadas, quienes cada sábado jugaban en diferentes categorías para consagrarse campeones interbarriales.
El fundador de Caras Sucias contó que cuando ve la sonrisa de los gurises “me hace pensar lo lindo que pueden ser felices en una cancha, porque cuando vuelven a su casa es otra realidad. En el barrio pobre hay que armar estrategias para sobrevivir”.
La creación de la ONG
A medida que pasaban los años, más personas se sumaban para aportar su granito de arena, hasta que en el 2008, los organizadores del torneo decidieron conformar una Organización No Gubernamental sin fines de lucro para sumar la parte solidaria.
Al día de hoy, la ONG sigue brindando ayudas a geriátricos, escuelas, festejan el Día del Niño, organizan viajes y crearon cuatro merenderos en lugares claves de la ciudad de Posadas, para contribuir con una comida a los vecinos.
Para Cristian Cañete la decisión de formar una ONG fue vital: “Es determinante para mantenerse en el tiempo, nosotros profundizamos nuestro trabajo porque nos encontramos con la pobreza mano a mano y hay que enfrentarla”.
Semillero de la Liga Posadeña
La liga Caras Sucias en el último tiempo ha nutrido de grandes jugadores a equipos importantes de la provincia como Guaraní A. Franco, Crucero del Norte o Bartolomé Mitre.
Al empezar a nombrar algunos, aparecen jugadores de la talla de Beto Comes, capitán de Guaraní; Lucas Caballero quien ascendió con Crucero a Primera División o el caso de Mauro Gómez que hoy está en República Dominicana.
Para Cañete el trabajo ordenado da sus frutos: “El Gobierno Provincial nos contribuyó con una cancha remodelada a nivel profesional, que muchos clubes de la ciudad no la tienen. Eso es producto del compromiso y de hacer bien las cosas”.
Otro de los jugadores que salió de la liga infantil es Matías Núñez, el capitán de la reserva de Racing. En Caras Sucias jugó en el equipo de Parque Adán y los vecinos del barrio afirman que al verlo jugar se les eriza la piel.
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