Un equipo de investigación del INTA El Colorado, en la provincia de Formosa, desarrolló un cultivo de maíz amarillo adaptado a la región con alto valor nutritivo y con alto rendimiento para la producción de harinas aptas para personas celíacas.
El cultivar Avatí Sa’yju, el nuevo maíz amarillo obtenido, con nombre en guaraní representa la idiosincrasia gastronómica de la región del litoral argentino íntimamente vinculada con este cultivo, su harina y derivados. Muchos platos tradicionales y típicos de la zona como la sopa paraguaya, el borí borí, chipa guazú, el mbyú, la chipa so’o rellena con carne y otros panificados tienen a la harina de maíz amarillo como protagonista.
El cultivar de maíz tiene un aporte tecnológico destacado para la agricultura familiar y el equipo técnico de investigación cuenta con el apoyo del Ministerio de Agricultura de la Nación.
El objetivo es acompañar y dar respuesta a la demanda de los agricultores familiares y consumidores.
El Director de la experimental y a cargo de la investigación en la experimental del INTA El Colorado, Edgar Porfirio Pajuelo Ríos, explicó los alcances y la importancia de este nuevo maiz amarillo para Formosa y la región NEA.
Indicó además que hubo consultas de productores desde provincias del NOA como Salta y Tucuman, y despertó el interés de productores de Paraguay interesados en contar con las semillas del cultivar.
El impulso en la aplicación de tecnología en esta nueva variedad de maíz amarillo viene en respuesta a una larga demanda que había del sector productivo. Explicó el Director del INTA El Colorado que si bien es un maíz que ha estado presente en la región, no se disponía de una variedad y calidad identificada por lo que se lo llevó a la experimental para realizar un plan de mejora genética para encontrar un cultivo homogéneo más estable. La investigación se realizó en dos fechas de siembra.
“Es un aporte al desarrollo y una oportunidad que van a tener los productores de contar con esta semilla de identificación de origen”.
En tanto, destacó que el recibimiento por parte de los pequeños productores rurales fue satisfactorio y que el mercado del maíz amarillo principalmente es la harina.
Por su parte, Diana Piedra, Directora del Centro Regional Chaco-Formosa del INTA, señaló que este proceso, que nos lleva a tener una semilla de maíz amarillo certificada, fue enmarcado en el perfil tecnológico de la Estación Experimental de El Colorado y está muy ligado al desarrollo del cultivo en la región.
Explicó que se trata de un germoplasma mejorado, pero adaptado a la zona agrícola de la provincia de Formosa, que se destina sobre todo a la alimentación humana y, en este caso, muy ligado a la cultura culinaria de la región ya que es ideal para la preparación de comidas típicas ligadas a las raíces de los pequeños productores formoseños.
Luego de varios años de trabajo en mejoramiento genético se logró una variedad adaptada a la zona que atiende a aspectos vinculados con el tipo de suelo, falta de lluvias, clima subtropical con estación seca, donde las temperaturas medias oscilan desde los 28ºC en verano y los registros máximos absolutos de 40ºC indican veranos calurosos en la región.
Si bien el potencial de rendimiento de esta variedad es de entre 3.000 a 3.500 kilogramos por hectárea, menores a los maíces híbridos forrajeros, su rendimiento en producción de harina supera el 90% y cotizan entre dos y tres veces más en el mercado. Es que la harina de maíz amarillo reúne condiciones óptimas con elevada calidad nutritiva para la alimentación en general y para celíacos, en particular.
Además, la harina de maíz es un producto muy demandado en toda la región durante todo el año y comercializado a pequeña y gran escala, desde ferias y dietéticas hasta supermercados e hipermercados de la región. A su vez, se trata de un cultivar con capacidades para adaptarse tanto a los modelos productivos agroecológicos como a los intensivos. Otro de los aspectos importantes es que los productores pueden obtener sus propias semillas, convertirlas en productos con harina de maíz y pueden duplicar y hasta triplicar el valor.
Desde el INTA reconocieron que, si bien esta variedad permite cubrir la demanda regional, existe una demanda concreta para su expansión mediante transferencia técnica a Paraguay y Bolivia.
“Me llena de orgullo este logro concretizado en el territorio, doblemente como formoseño”, señaló Luis Basterra, Ministro de Agricultura de la Nación.
Avances como estos demuestran la importancia de la labor de los investigadores en todo el territorio nacional, trabajando cerca de las necesidades y oportunidades de la producción local, donde la solución o el impulso científico tecnológico llega desde la misma provincia, desde la misma región. Son ejemplos concretos de la equidad territorial que venimos construyendo, agregó.
La Estación Experimental Agropecuaria El Colorado abarca una superficie de 450 hectáreas, dedicadas a la investigación en horticultura, cultivos de granos y oleaginosos, algodón, fruticultura, tecnología para productores minifundistas y producción ganadera con énfasis en sistemas de invernada y pasturas tropicales y subtropicales. También, validación de tecnologías de cría de peces de especies tropicales y subtropicales.
Su área de influencia se extiende a la totalidad de la provincia de Formosa y al departamento General San Martín en la provincia del Chaco.
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