El 29 de septiembre de 1964 se publicó en el semanario Primera Plana de Buenos Aires la primera tira de Mafalda, la niña de pelo negro que odia la sopa y contesta a los adultos. Meses después pasaría a publicarse seis veces por semana en el diario El Mundo, lo que aceleró su inminente popularidad.
Su autor Joaquín Salvador Lavado Tejón, más conocido como Quino, ya gozaba de popularidad en el mundo del dibujo. Diez años antes había empezado en el oficio de historietista y sus dibujos cargados de humor y crítica social se publicaban ininterrumpidamente en diarios del país y de Latinoamérica y ya contaba con un libro recopilatorio titulado “Mundo Quino”.
En 1963 fue convocado por la agencia Agens Publicidad, que lo instó a crear una historieta para el lanzamiento de una línea de productos electrodomésticos, para lo cual Quino dibujó una familia tipo: un padre, una madre, una niña y un bebé.
La campaña finalmente no se realizó, pero Quino siguió dándole vueltas a los personajes que había creado, particularmente a la niña de listón que acaparó su atención, hasta que unos meses después una tira de Mafalda vio la luz por primera y definitiva vez.
Para chicos y para grandes
Como Los Simpsons o el Chavo del 8, el estilo de Quino trasciende generaciones. Sus figuras redondeadas, con ojos grandes y soñadores, se mezclan con su humor ácido y cargados de contenido político, gustando tanto a niños como a grandes. Sus temas son actuales pero recurrentes, parecen traspasar las épocas y renovarse todos los años, adquiriendo nuevos sentidos con cada lectura.
En Mafalda, Quino retrata las aventuras y desventuras de una familia tipo. Argentina venía desde hace menos de dos décadas viviendo un proceso de expansión de la clase media, y las tiras de Mafalda expresan claramente las nuevas dinámicas cotidianas que estaba viviendo este sector, como las vacaciones en familia y la compra de autos y electrodomésticos
Se publicaron en un periodo de gran efervescencia y debate político, marcados por los conflictos entre Oriente y Occidente y el auge de la cultura masiva. Hija de ésta época, Mafalda se ríe de la psicosis masiva contra el comunismo al tiempo que baila y canta canciones de los Beatles con sus amigos.
Adelantada a la época: de la crítica social al feminismo
Argentina, así como el resto de Latinoamérica, viraba entre dictaduras totalitarias y democracias frágiles. Curiosa y contestataria, Mafalda muchas veces apunta hacia la libertad lesionada por la censura y la autoridad.
Se ríe de la democracia, aún entendiéndola como necesaria, porque observa en la participación política el tira y afloja entre los que desean agua para sus molinos y quienes promueven su ejercicio legítimo contra las tendencias autoritarias de determinados gobiernos.
Sus críticas más ácidas están destinadas al aparato estatal. Siempre señala la injerencia extranjera que se esconde bajo los discursos de autonomía e identidad nacional y marca la sumisión de la figura presidencial a los bancos y las potencias del norte. Y por si fuera poco, llama democracia a su tortuguita.
El feminismo también tiene un espacio en las tiras de Mafalda. Contemporánea a la tercera ola Mayo Francés y la segunda ola del feminismo, Mafalda crecerá viendo a su madre esclavizada por las tareas del hogar y alentándola a tomar un rol más activo en la sociedad.
Personajes entrañables que acompañan a Mafalda
Aunque viva en un departamento, Mafalda es una niña de barrio y siempre aprovecha para salir a jugar con sus amigos en las calles y plazas que adornaban los monoblocks y viviendas sociales de los trabajadores.
Junto a su hermano Guille, que la segunda en rebeldía, en su pandilla está expresada una sana diversidad de realidades y opiniones, promoviendo esa sana costumbre del diálogo entre distintas opiniones. Y pensar que esto ocurría en un mundo de persecuciones políticas y grietas aún más profundas que las de hoy en día.
Entre sus amistades encontramos a Felipe, el optimista y soñador que en algún momento siempre choca con la desalentadora realidad; Manolito, hijo de comerciantes migrantes, defiende el capitalismo a rajatabla aunque para la subsistencia de su negocio deba alterar su mercancía o incurrir en prácticas deshonestas.
Susanita, como Doña Florinda, casi una contracara de la propia Mafalda por expresar las aspiraciones y pretensiones de clase alta que tenían las amas de casa de la época; Miguelito siempre acompaña los pensamientos de sus amigos desde un lado más racional y por último Libertad, hija de inmigrantes franceses, es la pequeña pero también la más revolucionaria.
El boom de la historieta
Las décadas del 60 y 70 fueron una época dorada de las historietas en el mundo. En este sentido, la expansión de las clases medias generó un nuevo mercado para bienes de entretenimiento y la televisión todavía era un lujo destinado al consumo familiar más que el individual.
Las tiras cómicas, que durante todo el siglo habían adornado los diarios, se publicaron en unitarios y posteriormente libros para que jóvenes y trabajadores tuviesen una lectura rápida en el camino a sus trabajos o en los horarios de descanso.
En este tiempo, la popularidad de Mafalda se mundializó, junto a la de Tintín, Asterix o Obelix o los Mangas en el Japón.
De Argentina al mundo
En Italia causó sensación: 30 de sus tiras integraron una antología de historietas en 1968. Fue tal el éxito del personaje que al año siguiente se publicó el libro recopilatorio bajo el título “Mafalda la contestataria”, con un prólogo de Umberto Eco.
Dos años más tarde, la publicación del libro de Mafalda sufriría la censura del gobierno franquista, mientras que en Finlandia, la publicación de tres libros pasaría casi desapercibido. En el 83 y el 84 volvería a publicarse en España, esta vez en los idiomas catalán y gallego.
Asimismo, en 1973 Mafalda se publicaría en Alemania y Francia. Este último, debido a su éxito, volvería a publicarla en un tomo a color al final de la década. En 1977 Mafalda entraría a México y en el 78 se traduciría al griego.
En 1981 se publicaría un libro de Mafalda en Holanda y en Estados Unidos, bajo el nombre de “The World of Quino”, sería incluida en una antología del autor en 1986. Ese año, además de publicarse en Dinamarca y en Noruega, Mafalda es utilizada en una campaña publicitaria para promover las primeras elecciones de los Consejos Escolares en España.
Una edición pirata en idioma mandarín se publicaría en 1990 en Taiwán, mientras que en el 2004 se publicó un recopilatorio de 174 páginas denominado “Mafalda: ¿Quién es malo?”
Del final a la actualidad
Pese del éxito internacional que estaba cultivando, Quino decidió finalizar la publicación de Mafalda el 25 de junio de 1973, dándole una vida de casi 9 años a la tira. “tome una decisión para algunos desconcertante: no dibujar más tiras de Mafalda, pues ya no siente la necesidad de utilizar la estructura expresiva de las tiras en secuencia.” había dicho el autor justificando su decisión.
A pesar de ello, la popularidad de Mafalda siguió creciendo y Quino siguió siendo convocado para acompañar con sus dibujos a diversas campañas sociales (UNICEF, la Cruz Roja Española, el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argentina). Más de 50 años después, niños de edades iniciales siguen leyendo a Mafalda junto a El Principito y los jóvenes la conservan como un estandarte del inconformismo.
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