El doble voto simultáneo, también conocido como ley de lemas, es un sistema que en Argentina es utilizado en pocos lugares, siendo Formosa y a nivel municipal Misiones, los únicos sitios del NEA. Sin embargo, a un costado de la región, en Uruguay, es un sistema adoptado desde 1910 que aún perdura.
Pero, ¿cómo es el sistema de lemas? Se entiende por lema el nombre del partido político (o frente). A su vez por sublema a la denominación de una fracción del partido.
La ciudadanía debe votar por un candidato o candidata que integra un sublema, pero ese voto además de contarse para el candidato se contabiliza para el lema. La elección es ganada por el lema o partido más votado y el lema consagra la victoria del candidato del sublema más votado.
Como se dijo, mientras en Argentina es poco usado y hasta muy cuestionado, en el vecino país se usa en casi todos los niveles, con excepción de Presidente y Vicepresidente (cargos que, dicho sea, se eligen por separado, lo que hace aún más particular el sistema electoral uruguayo).
Lo que aquí es tildado de anacrónico, en Uruguay el doble voto simultáneo sirvió para lograr incluso la modernización del mapa electoral con el nacimiento del Frente Amplio y su participación en las elecciones presidenciales de 1971, cuando se sumó al escenario político hasta ese entonces monopolizado por la disputa del Partido Nacional (al que pertenece el actual Presidente Luis Lacalle Pou) y el Partido Colorado. El sistema de lemas, permitió un acuerdo entre facciones y la unificación del Frente Amplio.
¿Por qué no es lo mismo el doble voto simultáneo que una elección primaria?
Más allá de las diferentes posturas, diversos autores coinciden en que el doble voto simultáneo, como ingeniería electoral, sirve para canalizar las diferencias entre los candidatos de un mismo partido o frente, para que las internas puedan ser aprovechadas en vez de que sea un factor debilitador. Esto justamente es lo que permitió a las diversas facciones de la izquierda y el progresismo uruguayo, confluir en el Frente Amplio en 1971.
En Uruguay, el doble voto simultáneo, con la reforma constitucional de 1996, dejó de alcanzar a los cargos de Presidente y Vicepresidente. El primero, se elige en una interna previa, como si fuera unas PASO en Argentina, para dirimir entre los candidatos del frente.
Una interna conlleva a que se lleven adelante peleas que tal vez puedan no subsanarse en la elección general, que se hace por separado, mientras que en el escenario de la ley de lemas, esa elección general es en simultáneo y las internas no dividen los votos del lema.
Representación del votante: ¿por qué es más importante la unidad ideológica del frente en la ley de lemas?
En este sentido, puede decirse que el doble voto simultáneo suma en favor del partido mientras que la elección primaria divide. Por ello, se hace necesario que todos los sublemas estén de acuerdo ideológicamente entre sí al menos en lo programático, para que el elector pueda más allá de apoyar a un candidato, apoyar un proyecto general independientemente de quien salga ganador del lema y de la elección.
Para que se entienda: el doble voto simultáneo hace que el elector vote en la interna partidaria y en la elección general; puede pasar que el candidato de ese votante no salga electo pero si el lema que votó y por ende otro candidato de ese lema, por lo que este segundo candidato pasa a ser el representante de ese votante.
Es de suma importancia que en el sistema de lemas los candidatos de los sublemas puedan saber representar un proyecto general.
En una elección primaria, el ganador de la primaria puede no convencer al elector que había votado por ese frente pero a otro candidato, por ende el votante simplemente puede cambiar el frente al llegar la elección general. Como no existe esa posibilidad en el doble voto simultáneo, quien resulte electo en el lema ganador debe ser capaz de representar el proyecto general para no defraudar al votante del lema.
El problema está en aquellos frentes cuyo único objetivo es ganar sin tener más acuerdo que las ansias de imponerse sobre el rival y sin tener propuestas conjuntas, ya que el lema ganador no podrá representar correctamente a los votos de los otros lemas. Esto no se ve en los frentes cuyos lemas comparten un proyecto político.
¿Voto asegurado para los candidatos de siempre o permite nuevas figuras? La experiencia uruguaya
El año 1971 no solo resulta un año bisagra en Uruguay por la aparición del Frente Amplio, que unió facciones diversas en torno a la candidatura única de Líber Seregni, sino que marcó la victoria de Juan María Bordaberry del Partido Nacional, lema que resultó ganador por la cantidad de votos ante el Partido Colorado, a pesar de que Bordaberry no fue el candidato más votado y que luego traicionó a los propios y extraños al aliarse con los militares.
A pesar de que ese año ganó el bipartidismo, por otro lado para el Frente Amplio significó un avance en los guarismos que tenía la izquierda hasta entonces.
En 1999, dicho frente logró ser el partido político con más bancas en ambas cámaras de la Asamblea General, mediante el sistema del doble voto simultáneo, y desde el 2005 hasta el 2020 gobernó los destinos del país, por lo que no se puede decir que el Frente Amplio (como fuerza por fuera del bipartidismo) haya sido impedido por el sistema de lemas sino que este lo unificó.
Los detractores del sistema, también acusan que el doble voto simultáneo sirve como sistema acumulativo de votos, lo que da a entender que si varias facciones totalmente opuestas se unen con el solo objetivo de ganar una elección, la podrían ganar sin problemas.
En este caso, vale recordar que en Formosa, una de las provincias argentinas donde hay un sistema de lemas, durante la elección presidencial del 2015 el lema Frente Amplio Formoseño tenía tres candidatos a Presidente: Mauricio Macri, Sergio Massa y Margarita Stolbizer, mientras que el FpV llevaba solamente a Scioli, que en la provincia del norte ganó con 64 %.
Por otro lado, el sistema de doble voto simultáneo en general es permeable a que cualquier persona pueda presentarse como candidato de su propio sublema sin mayores inconvenientes, más allá de que el Tribunal Electoral deba aprobarlo.
Esto permite que haya nuevos candidatos y no estén (o al menos no sean los únicos) aquellos que fueron “puestos a dedo” por la estructura partidaria, como ocurre con los candidatos impuestos que no surgen de la elección de los militantes ni afiliados del partido sino de un grupo reducido de autoridades.
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