Desde principios de noviembre Europa está atravesando una nueva ola de contagios de Covid-19, dejando a las claras que la pandemia como problema sanitario mundial aún no ha terminado. Muchos países están sufriendo un fuerte aumento en los contagios y, en algunos casos, con peligrosas tasas de infecciones y hospitalizaciones.
La Organización Mundial de la Salud ha advertido que el continente se ha convertido de nuevo “en el epicentro de la pandemia“. Las preocupaciones se suman a la nueva cepa Ómicron, descubierta en Sudáfrica y de la que aún se sabe poco. Reino Unido, Portugal, Austria y Países Bajos han sido los primeros en confirmar la presencia de esta nueva cepa.
Fruto del rebrote, algunos países europeos vuelven a reforzar medidas y restricciones sanitarias, implementando además “pasaportes sanitarios” y prohibiciones específicas dirigidas hacia la gente que no está vacunada. República Checa y Eslovaquia fijaron restricciones para las personas que no estén inoculadas; mientras que Austria anunció la obligatoriedad de la vacuna para el primer trimestre de 2022.
Medidas tomadas y respuesta de los movimientos de derecha
Bélgica aprobó una disposición que indica la obligación de presentar el certificado Covid-19 para acceder a lugares públicos, como ministerios, correos o lugares popularmente concurridos, lo que provocó el enojo de una parte de su población. En Bruselas, miles de personas se movilizaron bajo la leyenda “Juntos por la Libertad”.
Bajo la misma lógica, en Viena y en Croacia las manifestaciones están siendo convocadas por los partidos de ultraderecha, aprovechando el descontento de la población ante las restricciones.
La posibilidad de una nueva ola de contagios después de las campañas de inmunización recrudece la posición de los escépticos tanto en Europa como en América Latina, que descreen de la efectividad de las vacunas para enfrentar la pandemia.
Sin embargo, los expertos perciben que, aunque aumenten los contagios, los niveles de infecciones y hospitalizaciones son menores a los sufridos durante la primera ola, mientras que en lugares con mayor tasa de vacunación, como Mónaco, España o Portugal, siguen sin producirse contagios masivos.
En cambio, Croacia registra 5.614 nuevos contagiados y 65 muertos la semana pasada, teniendo además cerca de dos mil personas hospitalizadas, llegando así casi a su capacidad total. El país solamente tiene el 46% de sus habitantes inmunizados.
La vacunación en Latinoamérica
En el continente americano la tasa de inmunización no es tan distinta a la de Europa. Algunos países como Chile o Cuba llevan la delantera llegando a tener más de un 80% de su población vacunada, pero la gran mayoría de Latinoamérica alcanzó a inmunizar entre un 50 y un 65% de su población, cifras parecidas a Alemania o Austria, en donde están creciendo los contagios.
Pero hay un dato clave que diferencia al continente de Europa, y son la cantidad de primeras dosis. En muchos países del continente europeo, la tasa de inmunizados y la de población con primeras dosis es bastante similar. En cambio, en América Latina hay países como Argentina, Ecuador, Brasil o Costa Rica que, teniendo menos del 65% de su población inmunizada, al menos más del 75% ya se han aplicado la primera dosis.
Como lo explicó a la Agencia Télam la Doctora Florencia Cahn, presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE), en todas las vacunas la protección se brinda a partir de la primera dosis y lo que hace la segunda es extenderla en el tiempo.
Avanzar hacía la mayor cantidad de población vacunada
Esto es fruto de las fuertes campañas de concientización y esfuerzos logísticos que permitieron la vacunación masiva durante los periodos más difíciles de la emergencia sanitaria. Aunque se debe seguir redoblando esfuerzos para alcanzar porcentajes aún mayores, estas cifras marcan un piso por sobre los países europeos que hoy se ven en la necesidad de reforzar medidas de restricción.
Sin embargo, sigue siendo crucial que cada país redoble sus esfuerzos y evitar una nueva ola de contagios, no solo para alcanzar a la población que aún no se ha vacunado, sino además para cerrar la brecha que hay entre los inmunizados y quienes solo tienen la primera dosis.
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