31.3 C
Corrientes
35 C
Formosa
32.6 C
Posadas
31.1 C
Resistencia
36 C
Asunción
Jueves 28 de marzo de 2024
-Publicidad-

De cirujas a trabajadores de la economía circular: el caso de la Cooperativa El Ceibo

Muchos de los trabajadores de la Cooperativa El Ceibo comenzaron en la actividad del reciclado como cirujas en 1989. Hoy son parte de una federación junto a otras cinco cooperativas que agregan valor mediante la economía circular y la promoción de la separación de residuos en origen.

Muchos de los trabajadores de la Cooperativa El Ceibo comenzaron en la actividad del reciclado como cirujas en 1989. Hoy son parte de una federación junto a otras cinco cooperativas que agregan valor mediante la economía circular y la promoción de la separación de residuos en origen.

- Publicidad -spot_imgspot_img

En diciembre del 2021 La Federación de Cooperativas Argentinas de Reciclado Autogestionadas conformada por la Cooperativa El Ceibo, Reciclando Sueños, Bella Flor, Paraje Duilio, San Francisco, Reciclando Buenos Aires, Abuela Naturaleza y Sinfonía Cultural recibió la habilitación del INAES y finalizó el trámite legal para obtener el estatuto de Federación. 

Cristina Lescano, presidente de la Cooperativa El Ceibo, habló en diálogo con NEA HOY sobre los orígenes de la cooperativa y la importancia de generar alianzas de trabajo entre las distintas entidades de la economía circular.

SUSCRIBITE GRATIS AL NEWSLETTER

No te pierdas las últimas noticias en tu e-mail

El trabajo del ciruja 

Como afirma Cristina, “el ciruja siempre existió, solo que la gente se da cuenta cuando salimos más a la calle”. Así como pasó en el 2001, el oficio del ciruja o cartonero crece durante la crisis, volviéndose una alternativa para las personas que cayeron en la indigencia.

Durante las crisis, el cirujeo o el cartoneo se vuelven la forma de superviviencia de la gente que cayó en la indigencia.

Cristina y muchos de los miembros de la cooperativa El Ceibo comenzaron con esta actividad en el 89 con la hiperinflación. Por las noches y ante el miedo de los vecinos que los esquivaban, revolvieron la basura de la ciudad de Buenos Aires durante toda la década de los 90 en busca de metales, cartones o cualquier objeto que puedan vender a los depositeros.

Trabajar de forma individual se hacía cada vez más difícil. Todos los días el plato de la familia dependía de tener la fortaleza para salir y arrastrar el carro ante el frío, la lluvia o los dolores en el cuerpo. La relación con los depositeros podían ser conflictiva, a algunos les podían dar más por lo recolectado y a otros menos dependiendo de cuánto podían aprovecharse de cada uno.

Y además de estar todos los días bajo la inclemencia del clima, el trabajo de revolver la basura es muy insalubre. Muchos como Cristina empezaban a tener graves problemas en los huesos que los dejaba sin trabajar por semanas o contraían graves enfermedades. Frente a esta situación, Cristina con otros compañeros detectaron la urgencia de transformar su modo de vida.

Trending  Construcción en Chaco: el empleo tuvo su peor caída en la comparación interanual con 2023
El trabajo es muy insalubre y a los pocos años suelen desarrollarse lesiones o enfermedades graves.

Del trabajo individual al cooperativo

Para avanzar en su regularización necesitaban una figura legal que les permita negociar o presentar pequeños proyectos, y empezaron a hacer los trámites para conformarse en cooperativa. A través de un fuerte trabajo social, reuniones y capacitaciones aprendieron sobre oferta y demanda y sobre el trabajo cooperativo.

Esta nueva forma de organizarse presentó grandes desafíos para quienes estaban acostumbrados a vivir del día a día. “Fue jodido el cambio de ciruja individual a formar parte de un grupo”, recuerda Cristina, “y no es porque uno sea malo, sino que estábamos acostumbrados a vender lo nuestro y no podíamos compartir, porque era  la comida de nuestra familia eso”. 

Nosotros vendíamos individualmente y la plata la teníamos todos los días, un poquito”, aclara, “en la cooperativa tuvimos que hacer cambios, ahí lo que vendíamos teníamos que repartirlo entre todos. Pero al vender en cantidad, la situación empezó a cambiar y empezamos a crecer así”. 

Así nace oficialmente en el 2001 la Cooperativa El Ceibo. Gracias al esfuerzo y al aprendizaje, Cristina y sus compañeros consiguieron una personería jurídica en medio de un estallido social y política económica que arrojaba a cada vez más gente a la indigencia.  

De cooperativa a promotores ecológicos

Una vez conformados en cooperativa, Cristina comenta cómo avanzaron al paso siguiente: “ahí aprendimos que, para seguir adelante, teníamos que entender que la basura no era ni de las empresas ni de la ciudad, sino de los vecinos

Comenzaron a realizar reuniones con los vecinos de los barrios en los que trabajaban. Se reunían en plazas o espacios comunitarios y hablaban sobre la importancia de señalizar las bolsas y de separar los residuos. Cuando todavía nadie hablaba del cartonero como “recuperador urbano”, la cooperativa El Ceibo ya tenía promotores ecológicos que difundían la importancia de la separación en origen.

Esto además sirvió para darse a conocer entre los vecinos, y aquellos que antes los esquivaban por la calle ahora le convidan comida y agua o hasta le abren la puerta de su casa.Ya hoy hay un vínculo con los vecinos”, cuenta Cristina, “ya hoy somos trabajadores”.

Trending  Formosa: El CEDEVA brindó una capacitación a productores tomateros, en el marco del inicio de la campaña 2024

De promotores a trabajadores de la economía circular

Gracias a este trabajo, muchos trabajadores pudieron dejar el carro y dedicarse a la separación de residuos que realizaban en dos casas tomadas, una por calle Paraguay y otra por Humboldt y Córdoba, hasta que en el 2003 consiguieron la cesión de un galpón de un antiguo predio ferroviario que hasta hoy es la sede de la cooperativa.

Fueron gestionando máquinas para trabajar a mayor volumen y, junto a otras cooperativas y asociaciones, normativas que dignifican su labor como la 992 que incorpora a los Recuperadores Urbanos al Servicio Público de la ciudad o la 1884 De Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos.

A partir de estas conquistas y el trabajo conjunto que fue traccionando las políticas hacia una mejor gestión de los residuos, la cooperativa fue abriéndose paso en el proceso de reciclado y la economía circular de la ciudad.

Y así también vieron la necesidad de formalizar y visibilizar el trabajo realizado en conjunto con otras entidades en una nueva forma jurídica. Articulando con otras seis cooperativas y asociaciones del resto del país que compartían la misma historia y mismos objetivos, conformaron en el 2021 la Federación de Cooperativas Argentina de Reciclado Autogestionadas (Fecara).

Junto a Cooperativa Reciclando Sueños, Bella Flor, Paraje Duilio, San Francisco, Reciclando Buenos Aires, Abuela Naturaleza y Sinfonía Cultural, el Ceibo tiene por objetivo establecer una cadena de valor dentro de la economía circular. Así como una vez se hicieron más fuertes dejando de trabajar individualmente y organizarse en cooperativa, la esperanza es que unidos en esta Federación las cooperativas puedan crecer más que la suma de sus partes.

ADEMÁS EN NEA HOY:

Ola de calor y cambio climático: ¿se puede dejar atrás el dilema entre el cuidado del ambiente y la explotación del suelo?

Corrientes: postergan el inicio de carnavales barriales en capital y piensan en un nuevo lugar

Chaco: ¿dónde se encuentra el primer edificio público que funciona con el 100% de energía solar?

últimas noticias

-Publicidad-

- Publicidad -spot_img
- Publicidad -

TE PUEDE INTERESAR

- Publicidad -spot_imgspot_img