La ciudad de Oberá, provincia de Misiones, vive días complejos. Los cortes rotativos de agua se repiten a diario en los diferentes barrios y el plan de contingencia para abastecer a los vecinos sin el servicio ya está en marcha.
La semana pasada se volvió a romper el acueducto del arroyo Bonito y los caños de acero para repararlo demorarán al menos dos semanas, según explicaron desde la Cooperativa Eléctrica Limitada de Oberá (Celo), que brinda el servicio.
Mientras tanto, se provee de agua a la ciudad por medio del acueducto del arroyo Ramón, cuyo caudal resulta insuficiente para cubrir la demanda total.
Anre ello, la Municipalidad, el Ente Provincial Regulador de Agua y Cloacas (Eprac), la cooperativa, el Automóvil Club Oberá (Aco) y bomberos voluntarios se dedican a distribuir agua en los diversos barrios.
También se habilitó la línea fija de teléfono 03755-400287 para que los vecinos puedan comunicarse y pedir que los camiones se acerquen a proveerles agua. El número funciona de 7 a 19 horas y las llamadas son constantes.
Por su lado, mediante la firma de un convenio de colaboración entre el Municipio y la cooperativa Celo se estableció la cesión, por 15 días, de camiones cisterna con tanques de 5.000 litros de agua para asistir a los barrios.
En este sentido, el Intendente Pablo Hassan destacó la colaboración de estas entidades: “Es fundamental la colaboración para poder asistir a los obereños. Desde el municipio siempre estaremos cuando los vecinos tengan una necesidad, como lo es en este caso que la provisión depende de la Celo, pero no podemos hacernos los indiferentes ante ello”.
Al menos ocho son los camiones distribuyendo el líquido vital. Mientras tanto, el Comité de Crisis de la Celo solicitó el uso racional de las reservas domiciliarias, sobre todo en aquellos lugares donde la presión posibilite reponer.
Según el Presidente de la Celo, Pedro Andersson, toda esta problemática se inició con el robo de cables eléctricos del bombeo del arroyo Bonito, lo que ocasionó varios cortes energéticos en la zona, afectando también el funcionamiento del sistema.
“Al interrumpirse súbitamente el funcionamiento del acueducto, por un golpe de ariete, el agua regresó 120 metros hacia abajo, provocando un daño irreparable en las cañerías hechas de una combinación de PVC y fibra de vidrio, las cuales, al estar debilitadas, no resisten la elevada presión del agua al ser bombeada”, había dicho.
Fuente: El Territorio
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