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Jueves 28 de marzo de 2024
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Ola de calor y cambio climático: ¿qué consecuencias genera en la salud?

Los eventos climáticos extremos traen consecuencias para la salud a corto plazo, pero además, su prevalencia a largo plazo genera cambios en el ambiente que traería mayores riesgos sanitarios en algunas regiones.

Los eventos climáticos extremos traen consecuencias para la salud a corto plazo, pero además, su prevalencia a largo plazo genera cambios en el ambiente que traería mayores riesgos sanitarios en algunas regiones.

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Una ola de calor es un evento que repercute en la salud de las personas que la padecen. Es por eso que con cada alerta, los profesionales y organismos estatales se encargan de difundir recomendaciones para poder sobrellevarla evitando mayores complicaciones, como el hidratarse adecuadamente, evitar bebidas azucaradas e incorporar frutas en la dieta.

Pero más allá de las consecuencias a corto plazo que pueda tener una ola de calor en particular, la persistencia de estos eventos extremos provocadas por el cambio climático puede generar mayores consecuencias sanitarias a largo plazo.

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Ola de calor, cambio climático y las consecuencias en la salud

El clima de una región condiciona los modos de vida de las poblaciones que habitan en dicho territorio. Es por esto que en 1974, el ex-ministro de salud de Canadá Marc Lalonde pasó a considerar al ambiente como uno de los 4 factores que determinan la salud de una población, junto al estilo de vida, la biología y el sistema de asistencia

A partir de los distintos informes presentados desde el 2007, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) viene demostrando no solo el calentamiento del sistema climático como un hecho, sino también que su principal motor son los gases de efecto invernadero emitidos por el hombre desde la Revolución Industrial.

El cambio climático es un fenómeno ambiental de alcance planetario, pero se caracteriza por aumentar la probabilidad de los eventos climáticos extremos en cada región. Las olas de calor, sequías, inundaciones o precipitaciones extremas se fueron haciendo más frecuentes en cada región y se espera que ésta frecuencia aumente en la medida en que no se realicen acciones globales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

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Es por eso que en el 2008 la Asamblea Mundial de la Salud reconoció al cambio climático como un determinante ambiental de la salud, e instó a los Estados miembro a elaborar planes de acción para minimizar los impactos sanitarios del cambio climático.

Así también, en el 2009 los países miembros del MERCOSUR, a través de sus ministros de salud, acordaron la “Estrategia de Acción MERCOSUR para proteger la Salud Humana de los efectos del Cambio Climático” que buscó fortalecer la capacidad para evaluar y monitorear la vulnerabilidad, riesgos e impactos sanitarios debidos al cambio climático

 

Ola de calor y enfermedades vectoriales

De las enfermedades más prevalentes en el NEA, las más afectadas por los eventos climáticos extremos son las vectoriales, como el dengue, leishmaniasis o chikungunya.

La prevalencia de estas enfermedades en la región está determinada por la presencia en la región del aedes aegypti, su principal vector. El mosquito se cría en cualquier recipiente con agua almacenada y requiere de lugares sombríos y húmedos. Cuando son adultos requieren de humedad para sobrevivir mayor tiempo.

Esto llevaría a pensar, entonces, que eventos como las sequías y la ola de calor contribuirían a eliminar el mosquito. Sin embargo, la prevalencia de estos eventos extremos provocadas por el cambio climático también significan un desfase en los límites de las temperaturas estacionales, ampliando el periodo anual en que el mosquito puede reproducirse

Un informe producido por el Ministerio de Salud y Desarrollo en el año 2019 da cuenta de cómo los fenómenos como El Niño o La Niña inciden significativamente en la reproducción del Aedes Aegypti en el norte argentino. La mayor epidemia de dengue registrada hasta el momento fue la de 2015-2016. Ese mismo año se registró por primera vez la circulación del Zika en el país.

Implicancias de las olas de calor y el cambio climático en la generación de enfermedades como el dengue
En el 2016 se registró la peor epidemia de dengue en Argentina, mismo año en que se registró uno de los fenómenos de El Niño mas fuertes.

Estos datos coinciden con que, justamente entre el 2015 y 2016 se registró lo que se consideró uno de los fenómenos de El Niño más fuertes registrados desde 1950. Por ello, el informe postula que “el impacto del cambio climático se traducirá en el aumento del rango geográfico de los vectores (por ejemplo hacia mayores latitudes y altitudes)”.

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Enfermedades del agua

Tanto las lluvias intensas como las sequías pueden tener graves impactos sanitarios por afectar al servicio de agua potable. Por un lado, la ausencia de precipitaciones reduce las fuentes naturales de agua, lo que incrementa a su vez su nivel de contaminación.

Esto, sumado a una falta de inversión en servicios de agua y saneamiento o carencia de planes de racionalización, pueden hacer peligrar la higiene y aumentar el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua.

Pero además, las lluvias intensas pueden dañar o exceder la capacidad de las infraestructuras de saneamiento incrementando el riesgo de la población expuesta a aguas contaminadas. Las enfermedades más comúnmente relacionadas con precipitaciones abundantes son el cólera, la fiebre tifoidea, las infecciones por Escherichia Coli o virosis como la hepatitis A.

Y si bien la contaminación del agua provocada por fuertes lluvias o periodos de sequía afecta a quienes tengan menos acceso a agua potable, también afecta a quienes estén expuestos a ella por razones recreativas o laborales, por lo que el control de los riesgos para la salud debidos a enfermedades de origen hídrico no deben restringirse únicamente a la provisión de agua segura

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