La semana pasada se hizo eco en varios medios de un fallo basado en la pluriparentalidad que reconoció a un menor como hijo de dos hombres y una mujer. El caso no es el primero en el país y poco a poco se está reconociendo el derecho de los niños de generar relaciones filiales-legales con más de dos adultos.
La Dra. en Ciencias Jurídicas Silvina Ballarín es una destacada investigadora y especialista en la temática y ejerció como Jueza de Familia durante 15 años. En diálogo con NEA HOY explica la trascendencia que están teniendo estos fallos basados en la pluriparentalidad y lo que significa para la jurisprudencia y el derecho de los niños.
El cambio social
En Argentina todavía son muy pocos los casos en que un juez ha reconocido la triple filiación de un menor, y ninguno de los fallos tiene más de cinco años. Se puede pensar entonces que el reconocimiento está relacionado con la modificación del Código Civil y Comercial del 2015.
Habló la jueza de familia que hizo historia con un emotivo fallo, al otorgarle la pluriparentalidad a Juli, una nena de nueve años que no quería elegir entre sus dos papás ⬇️ pic.twitter.com/nvft6KwT7J
— TN – Todo Noticias (@todonoticias) February 18, 2020
Pero si bien el nuevo código trajo algunos avances en relación al derecho familiar, no reconoce la pluriparentalidad y hasta limita a dos la cantidad de relaciones filiales que puede tener un menor en su artículo 558.
Para la Dra Ballarín, no es una modificación en la jurisprudencia sino un cambio en la sociedad la que está permitiendo reconocer la posibilidad de que existan familias con más de dos padres o madres. “Yo creo que lo que cambió fue la sociedad, y al cambiar la sociedad, los jueces no tienen otra función que interpretar ese cambio social, y lo hacen en las sentencias”, explicó.
“El derecho lo único que hace es reconocer la realidad, no la crea”, aclara Ballarín, “entonces cuando la sociedad va cambiando hay una obligación de reconocer las distintas formas familiares”.
No es coincidencia que los profesionales y letrados de los juzgados de familia se hayan abierto a la posibilidad de la pluriparentalidad poco después de que se haya reconocido los derechos de los distintos géneros a contraer matrimonio y discutido sobre las distintas formas de adopción y reproducción asistida.
Estas discusiones, sumado al reconocimiento dentro del nuevo Código Civil de la figura de la “unión convivencial”, hicieron entender que no todas las familias debían responder al modelo tradicional, y que en cambio las relaciones familiares podían construirse y reconstruirse de distintas maneras a lo largo del tiempo, dentro y fuera del matrimonio e independientemente de un vínculo biológico.
Contrario a lo que se pensaba, la ampliación de derechos hacia el colectivo LGBT, las adopciones y la reproducción asistida, lejos estuvieron de destruir la familia o vulnerar el derecho de los menores. Por el contrario, está obligando a los profesionales del Derecho a adquirir nuevas herramientas para pensar en la forma de reconocer el derecho del menor a una identidad y a construir relaciones filiales propias.
Resolver caso por caso
El reconocimiento de la pluriparentalidad conlleva a cambios y modificaciones en la jurisprudencia vigente. Uno de los casos mencionados es el artículo 558, que los jueces de familia debieron declarar inconstitucional en cada caso.
Para la Dra Ballarín, esto es normal, ya que se entiende que los derechos de familia están basados primeramente en la Constitución y los tratados internacionales. “Más allá de lo que digan las leyes nacionales, tenemos la obligación de reconocer el derecho familiar y el derecho a la identidad”, explica; “cuando el niño reconoce más de dos progenitores, el Estado tiene que identificar esta realidad y pasarla a lo jurídico”.
Además, se debe tomar en cuenta que, si bien los casos generalmente aparecen por conflictos entre los distintos padres que disputan por la custodia del menor, la relación filial es principalmente un derecho del niño y una obligación del adulto, por lo que la pluriparentalidad posiblemente lleve a revisar otros elementos como el derecho sucesorio, el derecho alimentario o la responsabilidad parental.
Para Ballarín, en caso de que exista algún conflicto en el futuro, será tarea de los juzgados de familia ir revisando caso por caso, pero principalmente afirma que “lo que no se puede hacer es no reconocer la pluriparentalidad porque nos cause una complicación después para regular los efectos, porque entonces, no protegeríamos los derechos del niño para no complicarnos la vida”
Reconocer y hacer valer la voluntad del niño
Reconocer la voluntad del menor siempre es un desafío complejo que los juzgados de familia deben abordar con equipos interdisciplinarios que sepan comunicar la situación, acompañar y comprender sus inquietudes.
Es común que un menor, al convivir durante un tiempo con la pareja de su progenitor, el infante construya relaciones filiales con este adulto y no se sienta cómodo teniendo que terminar esta relación filial o tener que elegir entre éste y sus progenitores cuando se separan y disputen su custodia.
Es posible que en el pasado, muchos menores hayan expresado su voluntad de mantener la relación filial con los tres, pero como los profesionales que intentaban reconocer su voluntad no veían la posibilidad de una familia pluriparental, no lo reconocían como su derecho.
La pluriparentalidad, entonces, permite reconocer mejor la voluntad del menor para hacer valer su derecho a continuar la relación filial más allá de la separación o conflicto que puedan tener sus padres entre sí.
Para la Dra. Ballarín esto presenta un nuevo desafío para los equipos interdisciplinarios de los juzgados familiares, que además de tener que contar con psicólogos y trabajadores sociales, deberán pensar en la inclusión de profesionales de la antropología y la sociología que ayuden a pensar las relaciones familiares por fuera de los modelos tradicionales.
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