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Martes 23 de abril de 2024
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“Yo también soy indio”: el afecto que San Martín tenía por los pueblos originarios que tal vez nunca supiste

Nacido entre guaraníes y criado por una mujer guaraní, el General gestó un profundo respeto por los nativos y los trataba de “hermanos”. Estos tuvieron un rol protagónico durante sus expediciones militares.

Nacido entre guaraníes y criado por una mujer guaraní, el General gestó un profundo respeto por los nativos y los trataba de “hermanos”. Estos tuvieron un rol protagónico durante sus expediciones militares.

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Transcurrieron 244 años desde el nacimiento del General San Martín, quien dio sus primeros pasos en el poblado guaraní de la actual localidad de Yapeyú, en territorio correntino. Su infancia estuvo plasmada por la cercanía con este pueblo nativo, aunque a muy temprana edad debió abandonar la ciudad para iniciar su carrera militar.

Según los registros históricos, José de San Martín fue criado por una mujer guaraní llamada Rosa Guarú, quien le había transmitido la lengua de su pueblo, el gusto por la música, las historias y el respeto hacia las poblaciones nativas.

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Es así que el futuro Libertador de América conoció y se interesó por la comunidad guaraní y convivió entre ellos sin intentar conquistarlos; fue uno más. Había mamado de su niñera la cultura propia de ese pueblo y ese legado lo acompañó hasta el final de su vida.

Durante su niñez, debió convivir también con las situaciones injustas que afectaban al pueblo guaraní; presenció atónito diversas invasiones del imperio brasileño quien realizaba expediciones a los poblados de la zona para secuestrar esclavos y, a su vez, notó el trato diferente que se daba a los nativos, en relación con los descendientes de europeos.

Ruinas de la casa donde vivió San Martín durante su niñez en Yapeyú.

Vale remarcar que el General creció en el seno de una familia acomodada, su padre cumplía el rol de Teniente Gobernador del entonces territorio llamado de Las misiones guaraníes.

Si bien Yapeyú no era un lugar muy relevante en términos económicos, si tenía una enorme riqueza cultural y social: miles de guaraníes vivían allí. ¿Por qué no imaginar al futuro Libertador de Argentina, Chile y Perú jugando de niño con sus pares guaraníes?

Pensar en esto no es alocado ya que se piensa que a raíz de esta cercanía el General se refirió toda su vida a los mal llamados “indios” como “hermanos”. 

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El rol de los guaraníes en las expediciones militares

Sin dudas, San Martín contó con el apoyo de sus compoblanos para sus expediciones militares. Cuentan los registros que los guaraníes se destacaban por ser excelentes nadadores, casi todos montaban a caballo y estaban bien preparados.

Un aspecto que los hacía particulares es que sabían atacar en media luna, manejar la espada, formar escuadras, atacar por los flancos y luchar en ofensiva y defensiva, pero no abandonaban arcos, flechas y lanzas y nunca dejaban de ejecutar las órdenes impartidas.

En las travesías de los Andes, a los paisanos del Libertador se los reconocía por la costumbre de beber abundantemente mate amargo. Pero el afecto y la cercanía no se centró solo en esta población de nativos, sino que se tradujo en un profundo respeto a las diversas comunidades.

Niños guaraníes jugando en el patio de su casa.

Tan importantes fueron para el General que en septiembre de 1816 le había escrito a Pueyrredón, entonces Director Supremo de las Provincias Unidas: “He creído del mayor interés tener un parlamento general con los indios pehuenches, con doble objeto, primero, el que si se verifica la expedición a Chile, me permitan el paso por sus tierras; y segundo, el que auxilien el ejército con ganados, caballadas y demás que esté a sus alcances, a los precios o cambios que se estipularán”.

“Yo también soy indio”

Como fruto de una niñez transitada en medio de un pueblo guaraní, rico por su cultura, sus costumbres, sus familias y el apego al valor de la libertad, San Martín puso a los pueblos nativos en un rol protagónico durante su travesía por la Cordillera de los Andes.

En octubre de 1816, el general convocó a un parlamento “indígena” a los caciques pehuenches-mapuches del sur de Mendoza.

En su plan estratégico para el cruce de los Andes, el acuerdo con ellos era decisivo: además del permiso para atravesar esos territorios porque eran sus dueños, el militar que solo cuatro años antes había llegado de Europa conocía la cordillera por mapas, mientras los nativos la atravesaban en uno y otro sentido desde hacía siglos.

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Los nativos cumplieron un papel esencial en la Guerra de Zapa, en la cual, mediante la formación de guerrillas por toda la zona central de Chile, se logró dar inicio a la insurrección y la desarticulación del Ejército Real y así dar paso al Cruce de los Andes.

Previo a estas acciones del ejército libertador chileno, los pueblos originarios de la región acordaron con San Martín que darían a los enemigos una información falsa acerca de los pasos por los cuales iba a cruzar y solicitarían ganado a cambio para que les creyeran. De este modo, los obligaba a dispersar fuerzas y debilitar el verdadero terreno de ataque.

San Martín le dio un rol protagónico al pueblo Mapuche en la expedición militar a Chile.

Una vez iniciado el parlamento y luego de los rituales del caso, el Libertador les dijo: “Yo también soy indio” y les comunicó que iba a pasar a Chile con todo su ejército y cañones “para acabar con los godos que les han robado la tierra de sus padres”.

Los lazos estrechados entre los pueblos nativos de la región cuyana y el Ejército de los Andes dieron origen a una de las frases más recordadas del General José de San Martin: “Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos han de faltar; cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con las bayetitas que nos trabajan nuestras mujeres y si no, andaremos en pelotas como nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada. La muerte es mejor que ser esclavos”.

Todos estos aspectos, a veces desconocidos de la vida del General, demuestran el valor que San Martín les otorgó durante su carrera militar y política a los pueblos indígenas. Es innegable que su origen, su niñez y la crianza que recibió en medio del pueblo guaraní, tuvo mucho que ver con ello.

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