Desde su primera edición en 1869, el Censo Nacional se realizó diez veces en la historia del país, siendo la 2022 la onceava edición. Desde 1960 se viene realizando cada diez años, si bien en algunas ocasiones se debió postergar por las crisis económicas del país, como fue el caso de las ediciones 1991 y 2001 o la actual que se postergo por la pandemia.
A través del tiempo, el Censo Nacional fue incorporando distintas preguntas y novedades metodológicas, como por ejemplo la introducción de la familia como unidad de análisis en 1947 o el uso de computadoras en 1970, introduciendo además preguntas sobre discapacidad, descendencia y tecnología del hogar a partir de 1991.
¡Empezó el #Censo2022! 🇦🇷
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— Censo 2022 🇦🇷 (@Censo2022) March 16, 2022
Esta vez, además de ser la primera vez que puede ser completada digitalmente y de manera personal, el Censo Nacional incorpora por primera vez preguntas referidas a la diversidad de género y a la descendencia etnoracial. Bajo el lema “Reconocernos”, se releva la población del país en su diversidad y multiculturalidad, pudiendo además cruzar estos datos con variables como el nivel de estudio, ocupación o condiciones de vivienda.
En diálogo con NEA HOY, Benjamín Gamarra, referente de 100% diversidad y derechos de Corrientes, y Nélida Wisneke del Colectivo de Afrodescendientes Misioneros hablaron sobre la importancia de relevar estos datos no solo para reconocer las distintas identidades que atraviesan a la población argentina sino también para diseñar políticas públicas que apunten hacia una mayor equidad.
La diversidad de género
Todo censo periódico tiene dos grandes desafíos. Por un lado, mantener las mismas preguntas para poder comparar históricamente las distintas variables y realizar proyecciones. Por el otro, incorporar preguntas que reflejen los cambios sociales y de paradigmas que se observa en la población.
En este sentido, en la nueva edición del Censo Nacional se incorporaron preguntas sobre el género autopercibido de la persona censada, para que los resultados reflejen la cantidad de personas que se identifican con un género distinto al de nacimiento y sus condiciones de vida.
Para Benjamín Gamarra esto significa un avance tanto metodológico como en materia de derechos a la identidad. “Esto en particular, con la población LGBTIQ+ y las identidades de género, implica que por primera vez el Estado argentino va a conocer y reconocer estas identidades que también formamos parte de la población argentina”
En la pregunta referida al género autopercibido, el encuestado podrá elegir entre mujer trans/travesti, varón trans, mujer, varón o ninguna de las anteriores para describir su identidad de género. Para Gamarra, “a partir de conocer a la población, de contar y clasificarnos en identidades, en grupos que tal vez tenemos diferencias muy marcadas y que tienen que ver con razones históricas”.
“La razón y la importancia particular que tiene esto es que se van a poder aplicar, diseñar y ejecutar políticas públicas que tiendan a la satisfacción de las necesidades y al ejercicio pleno de los derechos y para eso siempre es importante conocer a la población”, concluye Gamarra, “Estas políticas públicas solamente van a ser posibles en un contexto de datos”.
Se viene el Censo 2022 y tendrá en cuenta las distintas identidades de género. Argentina, un país con orgullo de su diversidad. 🇦🇷🏳️🌈 pic.twitter.com/SJ8lgFPDyp
— Bruno Bimbi (@bbimbi) March 3, 2022
Afrodescendientes en Argentina
En las últimas décadas, muchos países de latinoamérica están incorporando ya sea a través de comunicados oficiales o cambios constitucionales el carácter multicultural de su población, reconociendo tanto la preexistencia de los pueblos originarios como también la descendencia de su población de culturas asiáticas y africanas.
En este espíritu, el Censo Nacional incorpora en la pregunta 25 de la página 6 el reconocimiento de antepasados de la cultura afro. “Creemos que la inclusión de la variable étnicoracial en las grillas censales es un logro de las organizaciones que acompañamos en este proceso a las instituciones del Estado, desde antes del 2010” concluye Nélida Wisneke.
Como aclara Wisneke, las culturas afros fueron invisibilizadas en el primer censo de 1969, donde se los registró como “trigueños”. “Esa invisibilización le sirvió al Estado para seguir sosteniendo la idea o el mito de que no hay negros o no hay afros”.
El trabajo de los colectivos afrodescendientes por el reconocimiento de su identidad y presencia a través de la historia está plasmada en esa pregunta, en la que se podrá relevar no solo la importancia de la cultura en cuanto al porcentaje poblacional que se reconoce como tal, sino también las condiciones en las que se encuentran viviendo.
“Una vez que sepamos cuántos somos, cuales la calidad de vivienda que tenemos, dónde vivimos, podríamos hablar con el Estado y hacer que empiece a elaborar las políticas afirmativas que realmente nos brinde la seguridad de que vamos a tener una situación social, económica, laboral y educativa equitativa”, concluye Wisneke.
Reconocer la discriminación
Desde el miércoles 16 de marzo hasta el lunes 16 de mayo quien lo desee podrá completar digitalmente el Censo nacional entrando a la página oficial. El 18 de mayo se decretó feriado nacional para que los voluntarios puedan realizar el censo de forma tradicional a quienes no completaron el formulario digital o relevando los códigos de quienes sí lo hicieron.
La metodología híbrida permitirá obtener resultados con mayor celeridad, y cuando estos se publiquen, los informes darán cuenta no solo de la diversidad y multiculturalidad de la población argentina, sino también de las condiciones en la que viven los grupos más discriminados, excluidos o invisibilizados.
Así, por ejemplo, se contará con información precisa sobre el nivel de ocupación o estudio de poblaciones históricamente excluidas del mercado laboral, como las personas trans, o las condiciones de vivienda en las que viven gran parte de los afrodescendientes.
Estos datos son clave para el diseño de políticas que apunten a revertir la discriminación y exclusión, que parte de la población viene sufriendo por su sexualidad o su etnia y así contribuir a la ampliación de derechos para la construcción de un país más equitativo.
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