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Sábado 20 de abril de 2024
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“Está bueno que un matrimonio igualitario deje de ser un acontecimiento, que dejemos de ser la rareza”: la historia de Nuria y Mer, una de las primeras parejas en acceder al derecho en la región

La sanción de la ley de matrimonio igualitario produjo un giro rotundo en la historia argentina. Lo, hasta entonces invisibilizado, fue más visible y parejas como la de Nuria y Mer fueron una muestra de que existían otros modos de vivir la sexualidad, fuera del modelo heterosexual.

La sanción de la ley de matrimonio igualitario produjo un giro rotundo en la historia argentina. Lo, hasta entonces invisibilizado, fue más visible y parejas como la de Nuria y Mer fueron una muestra de que existían otros modos de vivir la sexualidad, fuera del modelo heterosexual.

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La semana del Orgullo LGBT+ fue el espacio propicio para que Nuria y Mer, una de las primeras parejas en acceder al derecho del matrimonio igualitario en la región, conversaran con NEA HOY sobre su experiencia particular y compartieran sus visiones respecto a la situación actual.

En la charla, repasaron los avances en materia legislativa en los últimos años, con las leyes de identidad de género, educación sexual, cupo laboral y matrimonio igualitario, y el impacto que experimentó la sociedad desde la sanción de estas iniciativas, como así también de aquellos reconocimientos que aún faltan conseguir. 

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Nuria y Mer fueron la segunda pareja que accedió al derecho al matrimonio en la ciudad chaqueña de Roque Sáenz Peña.

NH: ¿Cuándo y por qué decidieron casarse?

Nuria: Cuándo empezamos a salir teníamos un noviazgo interprovincial, yo vivía en el interior de Sáenz Peña y Mer acá, en Corrientes. Después se mudó conmigo a Sáenz Peña y decidimos casarnos en 2015, más que nada, por una cuestión de derechos políticos ya que se acercaba la asunción de Macri y existía un pánico generalizado de que se iban a perder muchos derechos ya conquistados; por ejemplo, contar con una obra social familiar.

Mer: Con Nuria nos preguntamos muchas veces cuál era el derecho específico al que accedíamos porque, si bien no comulgamos con la idea tradicional de familia, la unión civil nos permite tener cierta accesibilidad que de otra forma no sucede. No sólo la obra social sino también que nos reconozcan como esposo y esposa, con lo que eso significa socialmente.

NH: ¿Cómo fue acceder a este derecho en un contexto de provincias un tanto conservadoras como son Chaco y Corrientes?

Mer: Creo que el recorrido durante nuestro noviazgo nos hizo involucrarnos más políticamente en lo que eran las luchas de la comunidad LGBT+, sobre todo porque en el 2015 era bastante árido trabajar, amucharnos o encontrarnos con otras personas en la misma situación, tanto en Sáenz Peña, como en Resistencia o Corrientes.

Nuestra decisión tuvo que ver con una cuestión personal que mencionaba Nuria, de acceder a los derechos conquistados, y celebrar la visibilidad en una ciudad como Sáenz Peña donde costaba mucho reconocer que existían y existen poblaciones gays, lesbianas y trans.

Por eso, optamos por hacer muy visible nuestra unión; invitamos a todos quienes pudieran estar y movilizamos el Registro Civil ya que éramos la segunda pareja en casarse y la anterior lo había hecho en secreto.

En un primer momento, llegamos a plantear nuestra idea un tanto a la defensiva. Pensábamos encontrarnos con alguna situación negativa pero no fue así. Hubo total predisposición de las autoridades del Registro y hasta la Directora del mismo se ofreció para casarnos. 

El contexto fue de mucha emoción porque sirvió para lo que habíamos pensado: que el Registro Civil sea un espacio de alojamiento para las otras personas que les costaba vivir libremente su sexualidad.

El 15 de julio de 2010 se convirtió en ley el Matrimonio Igualitario en Argentina.

NH: ¿Cómo fue el período de adaptación a la vida en sociedad, luego de acceder al matrimonio?

Nuria: De alguna forma, tristemente, es como que nos avalaron a partir del matrimonio; nuestros padres y otras personas que no lo querían reconocer hasta entonces y que consideraban que estábamos pasando por una etapa pasajera, aunque ya llevábamos conviviendo 3 años. Antes de casarnos no teníamos este reconocimiento social que si se ve en las parejas heterosexuales. 

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También me pasó en lo laboral, que hubieron ciertas situaciones de discriminación que mermaron una vez que nos casamos. Eso es lo más triste, pero a la vez está bueno porque hay una cuestión del reconocimiento social que estaría bueno que no pase solamente por la institución del matrimonio.

Mer: Siempre tratamos de mantener esa mirada crítica respecto al valor social, tanto en la familia como en cualquier institución. Ha pasado que luego de un robo que sufrió Nuria me presenté a la comisaría y no me permitieron ingresar hasta que les dije que era su esposa.

Hay un montón de personas que no quieren pasar por la unión civil y les cuesta mucho más acceder a reconocimientos más simples. No tiene que ver sólo con cuestiones de vivienda, de salud o de trabajo, sino incluso con un reconocimiento tan pequeño como acompañar en la vida cotidiana a la persona que es tu pareja.

NH: En materia de inclusión y aceptación, ¿qué comparan de esa sociedad del 2015 y la de hoy?

Nuria: Territorialmente, Chaco y Corrientes tuvieron una transformación a partir del Encuentro de Mujeres. Desde ahí veo un antes y un después, porque antes, quizá, no se visibilizaban tanto estos temas. A partir de ese año, 2018, en que nos invitaron a una entrevista para que contemos nuestra experiencia, un montón de personas comenzaron a casarse. 

Un poco de ese fenómeno tenía que ver con una burla a la institución del matrimonio y con la crítica a quién o qué situaciones nos habilitan a concretar una unión civil.

Mer: Creo que tiene que ver con la cuestión de la organización de base activista y militante que va pasando por la cuestión del Encuentro de Mujeres. En su momento, fue lo más fuerte, pero hubo antes organizaciones que estaban remándola de a poco y que hoy poseen mucho más peso o están más unidas.

Y considero que todavía falta porque cuando hablamos de la ley de matrimonio igualitario, la educación sexual integral, el cupo laboral trans o la ley de identidad de género, todas tienen más de 10 años y, sin embargo, se las sigue discutiendo como una novedad. La legalidad no significa que haya, realmente, un cambio social, eso depende de cómo utilizamos estas herramientas para generar transformaciones en nuestros propios ámbitos.

La cuestión de encontrarnos es algo super importante en este contexto social y político porque siempre los discursos de odio son más fuertes y violentos cuando se nota que caminamos hacia una sociedad más horizontal y más respetuosa con la autonomía de las personas.

32° Encuentro de Mujeres en Resistencia.

NH: Las parejas hoy, ¿acceden fácilmente al matrimonio o todavía existe alguna limitación en el ámbito social o legal? ¿Qué creen que falta para que puedan decidir libremente como lo hicieron ustedes?

Mer: Entiendo esta pregunta a partir de la idea de la representatividad, que es súper importante porque vivimos en democracia. Pienso en cómo cuesta reconocernos, en una sociedad que tiende a dividir y a separar, a generar cuestiones discriminatorias y excluyentes.

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Yo tengo 33 años y no sabía qué era la palabra lesbiana y gay hasta que pasé los veinte, porque no había una representatividad macro, mediática por decirlo así, y tampoco un discurso que circulara sobre las personas LGBT+.

Ahora, creo que en las escuelas, en las redes sociales, los materiales teóricos, lo que se ve en la televisión y sus contenidos, permiten un mayor acercamiento al tema de que existen otras formas de vivir la vida, fuera del modelo heterosexual.

Tampoco debemos olvidar que muchos obstáculos para acceder a estos derechos tienen que ver con el sistema estatal y la burocracia, por eso la capacitación y la accesibilidad dentro de esos lugares es muy necesaria.

Nuria: Esa accesibilidad tiene que ver con la comunicación; entender que este derecho está disponible y que muchas veces no se ve o que es mucho más accesible para personas heterosexuales, en el sentido de que está más inscripto en la historia.

Me parece que hoy existe una resignificación del matrimonio y está bueno que un matrimonio igualitario deje de ser un acontecimiento, que dejemos de ser la rareza.

NH: ¿Cómo ven el futuro a partir de los derechos adquiridos hasta acá?

Nuria: Trato de ver el futuro de un modo positivo, porque realmente creo que debe haber más gente que mantenga una unión civil de lo que sabemos estadísticamente y me parece que es clave la representatividad. Que pueda haber gente hablando hoy sobre la situación de haber accedido a un derecho demuestra que la situación global está cambiando.

Para mí, ver a mi sobrino que nos pueda decir tía y tío es muchísimo porque ellos pueden transmitir esta realidad en sus colegios y modificar la sociedad desde lo micro.

Mer: Yo también trato de ser positiva pero pienso que, si bien hay mayor apertura al reconocimiento de otras formas de vida, también las represalias son más fuertes; las agresiones son más intensas y vienen desde lo macro, desde lo estatal.

Vemos que a nivel global se vuelven a restringir derechos básicos y la Argentina, como nuestra región, no está exenta de esos movimientos que militan para ello. Por eso, creo que, además de saber que tenemos estos derechos, de reconocerlos y conocerlos, también hay que reforzar el encuentro, la organización y la resistencia.

Debemos ser personas que transmitan a las generaciones más jóvenes, a quienes ya nacieron con estas leyes en ejecución, lo que costó conseguirlas, su peso histórico y lo que significa poder estar acá ahora.

Nuria y Mer coinciden en que su recorrido durante su noviazgo hizo que se involucraran más políticamente en las luchas de la comunidad LGBT+.

En la actualidad, Nuria se dedica a trabajar como médico psiquiatra en el Hospital Perrando, en el servicio de salud mental. Posee una pasión personal por la música y realiza podcasts.

Mer es comunicadora social y docente, actualmente ejerce en una escuela en Fontana y es parte del diario La Región en Resistencia.

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