El verano está a pleno en la región y se puede confirmar viendo las playas repletas de personas que disfrutan del agua, la arena y el sol. Sin embargo, este último puede ser muy nocivo si no se tienen en cuenta los productos que son necesarios para cuidar la piel de los rayos ultravioletas.
Al respecto, la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), recomienda utilizar fotoprotectores como medida complementaria a los cuidados básicos. Es decir, los protectores solares no son la única de las medidas de protección disponibles para cuidarnos del sol.
En esa línea, señala que, a la hora de elegir un protector solar, se debe tener en cuenta una serie de cuestiones: el llamado “factor de protección solar” o FPS, se calcula por el tiempo estimado que la persona puede exponerse al sol sin enrojecer.
El grado de protección no es proporcional al número del factor de protección, la diferencia entre un FPS 30 y un FPS 60 es tan solo de un 10%. Por otra parte, es conveniente que los productos elegidos protejan contra rayos UVA y UVB.
¿Cómo usar correctamente el protector solar?
El modo adecuado de utilizar protector solar, indica la SAD, es aplicarlo media hora antes de salir al sol, y preferentemente en la casa, antes de ir a la playa o la pileta. La piel debe estar seca y se debe aplicar cantidades generosas del producto.
Hay que tener en cuenta que, si bien algunos productos son “resistentes al agua”, es conveniente volver a colocarse fotoprotectores al salir del agua, y cada dos horas, como mínimo.
Lo ideal en el uso de protectores solares es realizar previamente una consulta con un médico dermatólogo, quien podrá aconsejar respecto de cuál es el FPS que mejor se adapta al tipo de piel y cuáles zonas se deben proteger con mayor énfasis.
¿Por qué evitar bronceadores caseros?
El organismo dermatológico considera que se debe evitar el uso de bronceadores caseros ya que pueden tener un efecto adverso (fotosensibilización o quemaduras graves) y los autobronceantes, que son meramente cosméticos.
“No hay que olvidar, además, que algunos medicamentos de uso frecuente pueden aumentar la sensibilidad de la piel al ser expuesta al sol. También ciertos jabones con color y perfumes”, señalan.
¿Y después del sol?
Un artículo escrito por María Villar, para el sitio Bazaar, menciona que “una vez que ya hemos aprendido la lección de usar protector solar a diario, toca pasar al siguiente nivel”, y hace alusión a la importancia de proporcionar a la piel una dosis extra de nutrición para llegar a los niveles óptimos de hidratación y evitar los molestos picores, calmar el enrojecimiento, en el caso de que haya sucedido y también prevenir la descamación de la dermis.
Villar destaca la acción de las lociones hidratantes para usar después del sol, también llamadas comúnmente aftersun. Muchas de ellas incorporan ingredientes que velan por la prolongación del bronceado.
Asimismo, señala que, aunque los signos de una piel dañada por el sol se revelan a las 24 horas de la exposición, en algunos casos pueden ir en aumento, hasta alcanzar su pico máximo en 72 horas.
Esta incómoda sensación la produce la radiación UV, que puede penetrar en las capas profundas de la piel, produciendo daños irreversibles, como ya sabemos. Concretamente, los rayos UVB se quedan en las capas más superficiales de la piel y son los que producen las quemaduras solares, mientras que los UVA son los que causan el envejecimiento.
La aplicación del aftersun puede minimizar algunos de estos efectos y además se puede convertir en un relajante momento de autocuidado. Además, señala Villar, la actual oferta del mercado permite escoger aquel producto que más se adapta a nuestras preferencias y necesidades.
Se pueden encontrar cremas más untuosas que proporcionan una hidratación profunda a la piel o ligeras brumas que refrescan al tiempo que la tratan. El formato mousse es uno de los más innovadores, se trata de una textura ligera que se funde con la piel al contacto, facilitando su absorción.
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