Corrientes se incluyó en un programa del Ecoparque de CABA para la conservación de animales. En el caso de la provincia del NEA, se trabaja con el guacamayo rojo en tierras porteñas para conservarlo correctamente.
“A diferencia de un zoológico que tiene muchas especies y mucha cantidad de individuos, lo que hace el Ecoparque es especializarse en animales autóctonos que estén en peligro de extinción”, señala Federico Iglesias, Subsecretario del Ecoparque, a cargo de la transformación del lugar.
Iglesias y su equipo trabajan con 15 programas de protección de animales que están en sumo peligro de extinción, algo que consideran de suma importancia porque se trata del “único ejemplo de un zoológico que tiene el 100% de su población dentro de un programa de conservación, ya no para mantenerlos cautivos, sino para liberarlos”.
La lista ya tiene varias especies relocalizadas, como los antílopes que fueron llevados a la Reserva Estación de Cría de Animales Silvestres, en la provincia de Buenos Aires, los emúes, derivados al Ecoparque de América y otros animales chicos que por su crianza fueron trasladados a granjas educativas.

Las jaulas que van quedando vacías se van reciclando. En el caso de los antiguos Reptilarios (serpientes, reptiles y tortugas) y las jaulas del perímetro, donde alguna vez hubo pumas, hoy se convirtieron en un paseo didáctico donde se puede recorrer cronológicamente toda la historia del Zoológico-Ecoparque.
Distinto es el caso de la que fue la jaula de los leones, que hoy tiene una habitante exclusiva: Lola, una puma de Santiago del Estero.
El guacamayo rojo
Estas aves eran propios de la provincia de Corrientes y estuvieron 150 años desaparecidos en el país, y en el 2015 aparecieron en los Esteros del Iberá.
Considerados “cruciales” para la conformación de selvas por su contribución a la dispersión de semillas, los guacamayos rojos que habían sido vistos por última vez en Argentina hace más de un siglo y medio.
El origen de los guacamayos que llegan a Corrientes para su recuperación es diverso, algunos provienen de Ecoparque, otros de Temaikén y algunos son producto de incautaciones por tráfico o tenencia de fauna silvestre. Todas estas aves padecían la misma realidad: el cautiverio.
Fuente: EL Litoral.
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