¿Podría acabarse algún día este recurso en nuestro país? ¿Qué tan seguros estamos de ello? ¿Qué lugar ocupa en nuestra vida el agua y qué haríamos si no la tuviéramos? Estas y otras tantas preguntas pueden ayudarnos a reflexionar en esta jornada en que se celebra el Día Mundial del Agua.
El objetivo de la ONU para esta edición anual es centrar la atención en la importancia del agua dulce y abogar por la gestión sostenible de los recursos de agua dulce. Esto conlleva el hecho de tomar medidas para hacer frente a la crisis mundial del agua, en apoyo del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6: agua y saneamiento para todos para 2030.
Lo cierto es que, en nuestro país, la legislación vigente aún no logra hacer frente a la crisis del agua que se genera por la sequía, la falta de precipitaciones, los incendios, la acción de los sectores productivos y el consumo humano.
Hablamos, por un lado, de la Ley 26.639 de Presupuestos Mínimos para la Preservación de Glaciares y Ambiente Periglaciar (o Ley de Glaciares) que, a 13 años de su sanción, aún tiene a ciudadanos y organizaciones ambientales pidiendo su plena aplicación.
Si bien, según menciona Greenpeace, 44 proyectos mineros sobre glaciares y área periglacial están frenados gracias a la norma, aún está pendiente el cierre definitivo de los proyectos Veladero y Pascua Lama de Barrick Gold. El incumplimiento y la falta de controles hicieron posibles los derrames tóxicos más graves de la historia minera argentina, que todavía hoy tienen como consecuencia ríos contaminados.
“Los intentos de embarrar la cancha en el ámbito de la Justicia, mostraron el interés concreto de empresas, como Barrick Gold, que son conscientes de haberse instalado en áreas prohibidas por la Ley de Glaciares y que están contaminando un bien esencial como el agua”, dijo al respecto Enrique Viale, abogado ambientalista.
En este abanico de leyes que protegen el recurso del agua en nuestro país se encuentra también la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos que fue aprobada en 2007 y tiene, en su historial, innumerables incumplimientos.
Esto provocó, tal como lo señaló el sitio Chequeado, que en 2021 se hayan perdido más de 200 mil hectáreas de bosques nativos y en 2020 más de 300 mil.
Por otro lado, es preciso mencionar a la tan nombrada Ley de Humedales que no logró ser sancionada en 2022 y sigue en espera.
El proyecto, según fundamentan los que lo empujan, “promueve la conservación, el uso racional y sostenible de los humedales y establece el ordenamiento territorial y un inventario de ecosistemas húmedos en todo el país. Tiene como objetivo regular la actividad de emprendimientos en humedales y exigir garantías de preservación con evaluaciones de impacto ambiental”.
La aprobación de la Ley de Humedales es vital ya que en nuestro país un 21% de la superficie tiene humedales (aproximadamente 600 mil kilómetros cuadrados).
Hasta el momento, Argentina está adherida a la Convención sobre los Humedales, que data de 1991, a través de la Ley 23.919 (con sus enmiendas en la Ley n.º 25.335) y, en la actualidad, cuenta con 23 humedales de Importancia Internacional o Sitios Ramsar, que abarcan una superficie total de 5.687.651 hectáreas.
La cuestión fundamental es que la administración de estos sitios se encuentra a cargo de las jurisdicciones provinciales, lo que hace que, muchas veces, los Gobiernos provinciales puedan optar por su preservación o la concreción de intereses propios que atentan contra esta preservación.
Vale citar al doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales y experto en Ambiente y Desarrollo Sustentable, Aníbal Faccendini, quien indicó recientemente que “el acceso al agua es un derecho humano esencial, sustentado en los artículos 41 y 75 inciso 22 de la Constitución Nacional” y afirmó que “aproximadamente 7 millones de personas en Argentina no acceden en forma integral y segura al agua”.
Esto significa, a simple vista, que es prioritario fortalecer la legislación vigente y reforzarla con, por ejemplo, el caso de la Ley de Humedales y otras leyes que se puedan concretar en favor de la preservación del recurso.
Asimismo, esto no puede dejar de lado la necesidad de ejercitar la responsabilidad personal que consiste en hacer un uso equilibrado del agua diariamente; evitando que goteen las canillas, reduciendo el tiempo de lavado de utensilios y duchas corporales, y poniendo en práctica el reciclaje de agua de lluvia, entre otras acciones que podemos idear en esta jornada mundial.
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