Hoy se cumplen 9 años de la partida de uno de los escritores más prolíficos e influyentes de nuestro continente: Gabriel García Márquez. La publicación de Cien Años de Soledad en 1967 no sólo significó la consagración del novelista colombiano, sino también la irrupción de Latinoamérica en el mercado editorial y la literatura a nivel mundial, obteniendo récords de venta y reconocimiento inéditos para un libro proveniente del sur de nuestra tierra.
El llamado “boom latinoamericano” se había ido gestando durante toda la década, con libros emblemáticos de la literatura latina como “El siglo de las luces”, de Alejo Carpentier en 1962 o “Rayuela”, de Cortázar, publicada en 1963.
Todo esto marcado en una época en la que las redes sociales y los medios masivos de comunicación todavía no tenían el impacto actual. Entonces, ¿cómo llegó Gabo a nuestro país?
Gabriel García Márquez y su relación con Argentina
A través de la revista Primera Plana, Argentina conoció por primera vez la cara de Gabriel García Márquez. Habiendo viajado a Buenos Aires para promover la primera edición de Cien Años de Soledad, el periodista y escritor Tomás Eloy Martinez intercedió para que se publicara en la tapa una foto de cuerpo completo del escritor colombiano. El libro ya estaba empezando a ser un éxito de ventas y la foto contribuyó a que la gente empezara a reconocerlo y celebrarlo en los eventos literarios a los que acudía García Márquez.
Este, sin embargo, fue el único viaje que Gabo realizó a Argentina. Siempre se especuló sobre las razones por las cuales nunca volvió al país que publicó su obra maestra, pero los más allegados piensan que se debió a la naturaleza supersticiosa del escritor.
“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.
Gabriel García Márquez.
Hoy se cumplen 9 años sin el Gabo. pic.twitter.com/jZDEI8iM4d
— Letras Breves (@LetrasBreves) April 17, 2023
De querer abandonar la escritura a recibir el Premio Nobel
El escritor ya había tenido una experiencia frustrada con Argentina. Según cuenta el crítico inglés Gerald Martin en la biografía que escribió sobre el autor, en 1951 el escritor se encontraba terminando su primera novela, La Hojarasca, y aparentemente un representante de la editorial Losada le había sugerido que habría posibilidad de que la misma podría editarlo. Gabo le hizo caso, pero recibió tiempo después una carta de la editora informando sobre el rechazo de su obra.
De acuerdo al escritor, la carta también también lo instaba a abandonar la literatura porque “carecía del talento necesario y jamás sería un novelista exitoso“. Sin embargo, ya advirtió en “Historia de un Deicidio” su colega y durante mucho tiempo gran amigo Mario Vargas Llosa que, como cuentista nato que era, García Márquez acostumbraba a cambiar o exagerar sus anécdotas cada vez que las contaba y no había que confiar que fueran tan literales.
Quince años después, sin embargo, Argentina le daría revancha y sería el primer país que publicó la primera edición de la obra que catapultó su carrera hasta recibir el Premio Nobel de Literatura.
Es conocida la historia de que Gabo pasó 18 meses escribiendo encerrado Cien Años de Soledad, mientras su esposa Mercedes Marcha Pardo pedía fiado los víveres al almacén y postergaba con promesas el alquiler de la residencia de la pareja colombiana en México donde vivían con sus dos hijos.
Fue en mayo de 1966 cuando finalmente salió de su cuarto con el manuscrito terminado, para encontrar a Mercedes tapada de facturas y pagarés.
El paquete debía ser enviado a Buenos Aires, al editor de Sudamericana Francisco “Paco” Porrúa. Primero no tenían el dinero para hacer copias, por lo que decidieron enviar el original, a riesgo de que éste se perdiera en el correo. Después, como no pudieron reunir lo necesario para envíar las 590 páginas del manuscrito, decidieron enviar la primera parte, esperando que sean suficiente para convencer a Parrúa de girarles el dinero para enviar el resto de la novela.
Ya en su casa, el matrimonio se dió cuenta que habían regresado con la primera parte, y habían enviado a Argentina la segunda. De todas formas, el plan funcionó, y Parrúa quedó embelesado por Macondo y la historia de la familia Buendía.
La anécdota cambia dependiendo de cuándo y a quién se la contara Gabo. Una vez dijo que no fue el adelanto de Parrúa, sino la venta de una licuadora prestada la que posibilitó el envío de la segunda parte del manuscrito. En otra ocasión, la anécdota termina con Mercedes diciéndole al escritor “¡Ay, Gabito! Lo único que falta ahora es que la novela te haya salido mala”.
Pero lo que sí pudo atestiguar Tomás Eloy Martínez es que, cuando finalmente recibió la primera paga por la venta del libro (más de treinta mil pesos mexicanos y tres mil dólares norteamericanos), pidió que lo traigan en billetes pequeños, para cubrir entera la cama con ellos y presentarlos en ofrenda a Mercedes, diciéndole “para que te compres lo que quieras”.
Su viaje a Buenos Aires
La editorial Sudamericana ya había adelantado el capítulo del insomnio en Macondo a una revista Nuevo Mundo, que lo publicó en París semanas antes de que la primera edición del libro saliera a la venta. Esto ya provocó un primer revuelo en el mundillo literario latinoamericano, que tenía importantes críticos y referentes viviendo en la capital francesa.
El 30 de mayo de 1967 finalmente se publicó el libro, vendiendo los primeros 2 mil ejemplares en dos semanas, los segundos 8 mil en una semana y agotando cada una de las siguientes en tiempo record, habiendo vendido hasta hoy más de 40 millones de copias en más de 35 idiomas.
Sin embargo, por esa época no se acostumbraba a que las editoriales organicen giras con los escritores para promocionar la publicación de sus libros. Es por ello que Parrúa y Eloy Martinez inscribieron a García Márquez como jurado de un certamen literario porteño para así poder costear los pasajes del autor a Buenos Aires.
Es así que dos meses después, el colombiano visitó por primera vez Buenos Aires, para comer un asado apenas bajó del avión, participar junto a Augusto Roa Bastos y Leopoldo Marechal de un premio literario, ir a ver la obra Los Siameses de Griselda Gambaro y leer el primer capítulo de su novela ante una pequeña multitud de literatos que estaban presenciando la historia.
Esta fue la primera y única vez que Gabo visitó Argentina. El autor, que había sido inculcado en la pasión por relatar gracias a las historias de fantasmas y aparecidos que le contaba su abuela, era muy supersticioso, y de acuerdo a sus allegados, no quería volver a Buenos Aires por temor a que la tierra que le dió el éxito, sea la misma que se lo sacara.
García Márquez moriría de un cáncer linfático un 17 de abril del 2014, después de escribir varios libros más, conquistar el mundo editorial y colocar con su pluma a Latinoamérica en el mapa de la literatura mundial.
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