El Índice de Precios de Origen y Destino (IPOD) es un informe que mide el precio de distintos productos frutihortícolas y cárnicos, desde su origen hasta su venta al consumidor con el objetivo de establecer la diferencia que existe entre el precio de góndola y lo que recibe el productor de los alimentos.
De acuerdo al índice realizado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), durante el mes de abril la brecha se amplió hasta llegar a 4, es decir que por cada 4 pesos que está pagando el consumidor, solo 1 obtiene el productor, mientras que los 3 restantes corresponden a los intermediarios que participan en la cadena productiva hasta llevar al producto a la góndola.
La cifra se toma del promedio de los 24 productos que registra el IPOD. El sector frutihortícola subió ampliamente a causa de la sequía y alcanzó un 6,7 puntos de brecha, 13% más que en el mes de marzo.
En abril pagamos $3,9 por cada $1 que recibió el productor agropecuario📌
📈 De esta manera, su participación en el precio final de #venta explicó el 23%.
Conocé el detalle de cada producto en el informe completo de CAME: https://t.co/x9tUYNbN7g pic.twitter.com/C1YT6HHnPU
— CAME (@redcame) May 14, 2023
El productor, el más perjudicado
La inflación registrada por el INDEC arrojó un promedio de 8,4% de incrementos de precios en el mes de noviembre. En el caso de los alimentos, éstos tuvieron un incremento del 10,1%. Lo que refleja el registro del IPOD es que este aumento no es responsabilidad del productor, sino del resto de los actores y eslabones dentro de la cadena productiva.
Pablo Vernengo es el Director Ejecutivo de Economías Regionales de CAME. En diálogo con NEA HOY, explicó cómo el productor, siendo el primer eslabón de la cadena productiva, es el más perjudicado por la suba de los precios.
“En el caso de las naranjas y las mandarinas es notable, el productor cosechó mandarinas y entregó al precio pactado, pero en el sector empaque, al haber volumen en un momento determinado, esto baja el precio del producto al productor. Pero después, los de empaque, frío, clasificación y comercio minorista, ponen un precio de reposición para cubrirse de la inflación”, explica.
En el caso de las naranjas y mandarinas, incluso registraron bajas en los precios de origen (-28,4 y -12,8 respectivamente). Sin embargo, ambos productos subieron en las góndolas debido al incremento de los precios y servicios implicados en su traslado, empaquetado, almacenamiento y clasificación.
De esta manera, mientras que el trabajo del productor está sometido a condiciones climáticas y económicas que hacen que el precio de su trabajo pueda bajar o subir, el resto de los actores de la cadena tienen más herramientas para cubrirse de éstas inclemencias.
“Todo lo que es el mayorista y el minorista, se van resguardando del efecto inflacionario”, expone Vernengo, “en cambio, el productor, el primero que entrega su mercadería no tiene un precio fijo, y su precio lo determina el galpón de empaque o la industria”.
¿Qué productos presentan una mayor brecha?
En ésta categoría, los productos que presentaron mayor diferencia entre los precios de origen y destino fueron el limón (16,9 veces), la cebolla (15), la naranja (10,1), la mandarina (6,9) y la zanahoria (6,7).
En cambio, en los 5 productos del sector ganadero que controla el IPOD, la brecha se mantuvo en 3 puntos. De los 5 productos que menos incremento de la brecha registraron, se encuentran tres de los cinco productos de origen animal, como son los huevos (1,9 veces), producto con la brecha más baja del mes, y el pollo (2,3) y la leche (3,35).
¿Qué alternativas tiene el productor ante la brecha?
Al preguntarle sobre las distintas alternativas o propuestas que se podrían ejecutar para solucionar esta brecha y darle mayor participación al productor sobre el precio final, el Director Ejecutivo expuso que “en el mercado frutihortícola tenemos que generar una nueva impronta, porque vemos que hay muchos actores que tienen la vaca atada, y el que no tiene la vaca atada es el productor y el consumidor”.
Además, se refirió a los remates que solían realizarse a partir de la creación de los mercados centrales. Para Vernengo, ésta estrategia podría revitalizarse con las nuevas tecnologías, y así poner a disposición un precio más directo y que sirva como referencia dentro de la industria alimenticia, frenando incrementos excesivos de otros actores de la cadena productiva.
“Hay muchas de las operaciones que se hacen triangulando, y donde cada vez participan más intermediarios, eso hay que tratar de descartarlo”, explicó “al tener remate vos tenés precios más transparentes, y que confluye oferta y demanda en un mismo momento, y ahí tenés un valor más transparente y realista”.
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