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Viernes 26 de abril de 2024
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Pesca en Corrientes: ¿cómo afectó la pandemia y la bajante del Paraná?

Desde febrero el río manifiesta un descenso alarmante. A esto, se sumó el aislamiento obligatorio que golpeó fuertemente la economía del sector mallonero.

Desde febrero el río manifiesta un descenso alarmante. A esto, se sumó el aislamiento obligatorio que golpeó fuertemente la economía del sector mallonero.

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El Río Paraná manifiesta un profundo descenso de su cauce desde febrero; el punto más bajo fue de 0,80 m en abril debido a las escasas lluvias en la región. El Instituto Nacional del Agua (INA) informó que la situación climática en los próximos tres meses es desfavorable.

Según el informe de la Prefectura de Corrientes, el pico mayor que se registró en los últimos meses fue de 1,80 m, pero se encuentra lejos del nivel frecuente que se ubicaba antes de la pandemia, entre los 2,50 y los 3 metros. El caudal actual es muy inferior al promedio anual de agosto, comparando con los últimos 25 años.

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La bajante dejó al descubierto cientos de bancos de arena frente a la costanera correntina.

El aislamiento preventivo, social y obligatorio afectó gravemente a las familias que viven de la pesca. Ramón Acuña, secretario de la Cooperativa de Malloneros Bañado Sur dialogó con NEA HOY para contarnos sobre la realidad que vive el sector hoy en día.

“Desde que empezó la pandemia recibimos una ayuda de $7.500 en abril y otra en junio. También nos dieron módulos de mercaderías que incluían ocho productos, pero igualmente no alcanzaba considerando que cada trabajador tiene entre cuatro y ocho hijos”, dijo el secretario.

El 29 de abril el Gobierno de Corrientes prohibió la pesca deportiva y comercial en todo el territorio provincial, exceptuando la de subsistencia, de costa. A la vez, en la provincia del Chaco permaneció habilitada, lo que generó la molestia del sector pesquero.

Trabajadores pesqueros reclaman frente al Ministerio de Economía.

Las autoridades del Ministerio de Turismo especificaron que la pesca significaba un alto riesgo epidemiológico que podría desencadenarse, afectando así a poblaciones con poca capacidad de acción frente a un brote.

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“La restricción de la pesca nos afectó mucho. Algunos compañeros perdieron sus casas en las islas porque no les permitieron volver por el río. A otros les robaron todas sus pertenencias”, dijo Acuña.

Cuando la provincia ingresó a fase 3, los malloneros apostaron sus embarcaciones en la playa Arazaty y reclamaron una respuesta de parte del gobierno para la pronta vuelta a la actividad.

Protesta de malloneros en la playa Arazaty, por respuesta del Gobierno.

La restricción de la actividad pesquera generó un drama mayor en los propietarios de embarcaciones. Al no realizar el mantenimiento, el contacto con el sol secó las maderas y muchas se fundieron. “Una embarcación cuesta alrededor de $60.000, el motor $30.000, la transmisión $20.000 y sumando la red nos acercamos a los $200.000. Este es un gasto que no entienden nuestros gobernantes”, explicó Acuña.

Por mis dos embarcaciones gasté $16.000 en pintura para que volviera a flotar y con los $15.000 que recibí de ayuda en dos meses no sabía si pagar las cuentas o alimentar a mis hijos”, agregó.

El 9 de junio volvió a habilitarse la pesca en el tramo del Paraná, desde la zona de confluencia, hasta la desembocadura del arroyo Ambrosio. La medida rige actualmente y permite la actividad de lunes a viernes.

La pesca del Dorado permanece prohibida por veda de protección.

Son 1.300 las personas que realizan actividad pesquera en la Ciudad en un radio de 15 kilómetros y por embarcación se benefician entre tres y cuatro familias. Sobre las restricciones laborales que impone el contexto de distanciamiento, Acuña comentó que en una canoa de seis metros viaja un sólo trabajador y a veces dos.

Actualmente, de 50 embarcaciones sólo 15 salen a pescar. Es un trato que tenemos con la Prefectura y la Dirección de Recursos, para evitar aglomeraciones. Somos cautelosos por la pandemia, ya que todos tenemos familia y es un riesgo grande”.

“Los malloneros de corrientes tenemos prohibido cruzar a las costas chaqueñas por los protocolos sanitarios”

Sobre la bajante del Río Paraná, Acuña manifestó “muchas variedades de peces murieron. Hoy tenemos prohibido pescar Dorado, Manguruyú, Sábalo y varias especies más. Nos dejaron el Surubí, Armado y Boga”.

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La desventaja que tiene el sector mallonero, a diferencia de los pescadores deportivos, es que estos últimos circulan con ecosonda (instrumento utilizado para localizar peces bajo el agua); pueden registrar los pozos donde se asientan los surubíes y pescar mayor variedad. Acuña explicó que esto significa un gran negocio y a diferencia de la actividad mallonera, está poco regulada.

La bajante del río impidió la reproducción y crecimiento natural de muchas especies de peces.

El drama de la contaminación

Esta problemática se mantiene latente en el Río Paraná y es producida por desechos tóxicos que se descargan en él. Acuña nos comentó que contribuyen a este problema las arroceras, las grandes gasolineras y los residuos cloacales que son arrojados al río desde el Chaco y Corrientes. “En mi barrio hay personas que tienen sarna en las piernas por estos residuos presentes en el agua”, comentó.

Pero también afecta la regulación del caudal de agua que produce la represa Yaciretá, por disminuir la fuerza del río y por la matanza de peces que significa el funcionamiento de las turbinas.

El plástico continúa generando alarma debido a la contaminación que produce.

Otra cuestión es la pérdida de islas donde conviven muchas familias pesqueras, provocada por las flotas de barcos que se amarran en ellas. “Se amarran en las islas en lugar de los puertos y sus hélices generan el desbarranco y la desaparición. Luego, se ven cientos de bancos de arena como producto de ello”, finalizó Acuña.

Actualmente, los trabajadores redujeron el número de integrantes por embarcación y se encuentran trabajando con las restricciones que impone la veda comercial. Miles de familias son beneficiadas por este sector y desde la vuelta a la actividad laboral su situación económica mejoró levemente.

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