En febrero de 2020, la emblemática Sala 88, de la Cooperativa de Teatro Sala 88 de Resistencia, fue completamente devorada por un incendio originado en una estación de servicio ubicada detrás del edificio de la sala. El fuego se llevó 35 años de trabajo y trayectoria en la cultura chaqueña.
Sala 88 es un teatro ubicado sobre la calle French 845 en la capital de Chaco, que se construyó a pulmón por el equipo de artistas y actores que integran la cooperativa. Además, es desde hace tiempo un espacio cultural para toda la familia debido a que ofrece múltiples actividades para niños, adolescentes y adultos.
“La destrucción fue total. No existe más Sala 88“, afirmó entre lágrimas junto a parte de su elenco el presidente de la cooperativa, Hugo Blotta, días después del incendio. Sin embargo, con el correr el tiempo todo se vio con más claridad y el teatro comenzó a resurgir de las cenizas con el aporte del Estado y el pago de las aseguradoras.
El 15 de julio de 2020 comenzó la reconstrucción del emblemático teatro que supo brindar alegrías a las familias. “La obra se realiza con aportes del Gobierno provincial, del Ministerio de Infraestructura, y del Gobierno Nacional a través del Instituto Nacional de Teatro. Sumando a los fondos proporcionados por el seguro por riesgos que la cooperativa pagaba”, indicaron desde la dirigencia del espacio de actores.
Trabajo cooperativo
Para conocer la historia de la cooperativa Sala 88 hay que remontarse a 1966 cuando Hugo Blotta y su familia vivían en una casa prestada por la la Caja Popular de Crédito y Vivienda, “una propiedad con grandes galpones, los que sirvieron para almacenar la ayuda que el movimiento cooperativo nacional mandaba para los inundados”, relata.
“En esos galpones ensayaba un emblemático grupo de teatro de los años 60 “El tablado” allí codo a codo todos trabajan por un objetivo común, yo los miraba y pensaba, si no puedo ser como Antonio Roma, voy ser actor”, cuenta el teatrista. Así inició su sueño de crear una compañía de actores locales.
Luego, en los años 80, Hugo Blotta formaba parte del Instituto de Teatro que por esa época cerró sus puertas. Los que quedaron, integraron la Sala 88, “una cooperativa de teatro, crédito, vivienda y consumo limitada”, recuerda el actor.
En los primeros 15 años de la cooperativa, el trabajo fue a pulmón, base de espectáculos, actividades recreativas para niños y con muy poco rédito personal ya que la cooperativa no tenía edificio propio y siempre debía pagar alquiler de los espacios que ocupaba.
“El karma de pagar un alquiler nos hermanaba en el trabajo y si bien el axioma que pregonaba mi padre a cada una según su trabajo y cada cual según su capacidad, muchas veces no se cumplía y ejercíamos lo que yo luego definiría como el cooperativismo utópico”, recuerda Hugo Blotta.
En ese sentido, el actor recuerda que quienes integraban la cooperativa de teatro no estaban ahí para ser cooperativistas, sino porque querían ser actores en una provincia que, hasta ese entonces, no le daba el espacio que debía tener el teatro como parte de la cultura local.
De alquiler en alquiler, pero con el objetivo fijo en el edificio propio, los miembros de la cooperativa de teatro trabajaron más de 15 años para ahorrar los fondos suficientes para adquirir un terreno y comenzar a construir el edificio de la Sala 88.
“El año 2000 nos encontró en un inmenso terreno de 25 x 45 metros y el desafío de construir la casa propia. Los planetas acoplaban y se sanciona la ley 24.800, la ley nacional de teatro, ley que nos permite comenzar a hacer realidad nuestro sueño. El país se derrumba en sucesivas crisis y Sala 88 perduraba”, recuerda Hugo Blotta.
En 2005, la construcción del edificio llegó a su fin. Tenían salones de ensayo, baños, una recepción y una hermosa sala con sillas y mesas para que el público pudiera disfrutar de noches de teatro, música y encuentros con amigos.
“Logramos construir lo que tenemos porque la gente nos acompaña, pudimos imponer una marca. Ahora hay dos o tres generaciones que saben que Sala 88 fue el primer teatro de la ciudad, estuvimos antes que el Guido Miranda y que la Casa de las Culturas”, recordó Blotta.
Sin embargo, en febrero, el incendio devoró ese esfuerzo de los actores, luego llegó la pandemia y la historia de la Sala 88 parecía perderse hasta que comenzó la reconstrucción del edificio.
Verano en la Sala
Con la obra casi terminada, el equipo de Sala 88 lanzó su tradicional Colonia Artística, un espacio creado para los niños que durante todo el año asisten a la sala a tomar clases de teatro, actuación, danzas y otras actividades artísticas.
La Colonia se realizará en la Sala Elena, el único sector del edificio que no se quemó, y está destinada a niños y niñas de 7 a 12 años y en este 2021 comenzará el 11 de enero, extendiéndose hasta el 18 febrero. Habrá tardes de cine para elaborar un espíritu crítico y juegos de antaño (elástico, rayuela, bolita, carnaval con juegos de agua), entre otros.
Hugo Blotta, director de la Sala 88, reveló que las clases serán de lunes a jueves. Serán 24 clases en total. El horario va desde las 18 a las 20. Los y las participantes estarán divididos en dos grupos etarios: de 7 a 9 y de 10 a 12 años. “Estamos muy entusiasmados porque nuestros alumnos van creciendo con nosotros”, aseguró Blotta.
De esta manera los artistas de la cooperativa de teatro Sala 88 inician el 2021 en el edificio reconstruido y con energías suficientes como para encarar el año.
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