Lidia trabaja hace más de 13 años como remisera en la base de Remises Lavalle y, junto a otras ocho mujeres, forma parte de un grupo de más de 70 choferes que tiene la empresa en Resistencia. Mientras viajaba a buscar a una pasajera, NEA HOY dialogó con ella.
“La gente confía en nosotras, yo creo que somos más responsables”, cuenta Lulú, como le dicen desde chica. Según su mirada, el servicio de remises con mujeres al volante es cada vez más solicitado por pasajeras mujeres, por hombres y por familias que deben mandar a sus hijos de un lado a otro de la ciudad.
“Yo amo mi trabajo, creo que es una alternativa para las mujeres porque a una cierta edad ya no nos aceptan en otros empleos. Ahora en la base tenemos chicas jóvenes de 28 y 30 años que eligieron trabajar como chofer de remís porque en otros trabajos no las toman por su edad”, relata Lulú.
Una lucha diaria en el remís
Cuando Lulú empezó, el servicio de remisería era una actividad exclusiva de los hombres. Pero ella nunca tuvo ese prejuicio. “Vengo de una familia trabajadora, mis papás me enseñaron a trabajar, no importa de qué, siempre trabajar para vivir y sostener nuestras familias y hogares”, cuenta.
“Empecé sin saber nada, tuve que aprender las calles, a estacionar, a andar en el mundo de las calles porque no es nada fácil ni sencillo trabajar en las calles de una ciudad”, relata.
Lulú está separada del padre de sus tres hijos, y toda su vida trabajó. Según cuenta, a medida que fue creciendo dejó de encontrar espacios laborales acordes y muchas veces directamente no la tomaban. Entonces, un día decidió convertirse en chofer de remís.
Prejuicios hacia las mujeres
Durante los primeros años, trabajó como chofer de otros propietarios de autos. Alquilaba el auto por día y sus jornadas se extendían entre 12 y 14 horas para lograr juntar el costo del alquiler, el combustible y llevar algo de dinero a su casa. Trabajaba en horario de noche, lo cual era aún más complicado.
“Al principio, mis compañeros me hacían comentarios machirulos”, explica. Por supuesto que Lulú recibía comentarios machistas que, con paciencia y humor, logró superarlos.
Finalmente, hace unos años accedió a comprar su propio auto. “Lo conseguí a base de trabajar mucho: soy buena administradora así que pude juntar plata hasta tener mi propio vehículo”, recuerda.
De sus épocas como chofer de otros autos, rememora los prejuicios que existían en propietarios de autos para alquilar vehículos a las mujeres. “Los propietarios siempre son hombres, entonces costaba conseguir que confíen en nosotras como choferes, por suerte hoy en día se superó eso, tengo compañeras que alquilan autos”, cuenta.
Las más solicitadas
La empresa Remises Lavalle tiene alrededor de 70 choferes y ocho son mujeres conductoras. Hace poco más de una semana, se incorporó una joven de 28 años.
“Mis pasajeras mujeres me prefieren a mí o a mis compañeras porque viajan seguras y tranquilas. Muchas veces, también los hombres o quienes mandan a sus hijos a la escuela piden por nosotras”, describe sobre su trabajo diario.
“MUCHOS PASAJEROS PREFIEREN A LAS MUJERES REMISERAS”, LULÚ, REMISERA.
Por este motivo, invita a otras mujeres a sumarse a trabajar como choferes. “Es un pensamiento viejo ese de que las mujeres no podemos hacer algunos trabajos, es de machirulo pensar eso”, se ríe. También alertó sobre la alternativa de trabajar de remiseras para aquellas que superan los 30 años y que muchas veces no encuentran lugares donde las tomen.
“Es un trabajo como cualquier otro, las mujeres lo podemos hacer. Claro que trabajar en la calle todo el día no es fácil, pero cada vez somos más en los remises y somos más visibles”, reflexiona.
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