El santuario del Gauchito Gil, ubicado en la localidad correntina de Mercedes, fue noticia en los últimos días por hechos trágicos que conmocionaron al país y que, además, desencadenaron la demolición de los tradicionales puestos comerciales que funcionan en el lugar desde hace años.
El espacio de devoción en honor al Gauchito Gil se encuentra al borde de la ruta nacional N°123, a la altura del kilómetro 101, y recibe año a año a más de 300.000 personas de todo el país.
Según comentan los lugareños, actualmente está manejado por un grupo de personas que actúan como una asociación mafiosa y temen por su seguridad.
Cabe señalar que el predio donde se ubica el santuario está ubicado sobre un terreno provincial reservado para el culto, y quienes trabajan allí lo hacen con permiso del Gobierno Provincial.
Con aportes del periodista Marcelo Burchiski, especialista en el caso y lo cubrió para C5N, NEA HOY reconstruyó la situación para explicar a qué se deben los reclamos vecinales y de los puesteros, y lo que esconden los hechos trágicos ocurridos días atrás.
Los intereses económicos que desencadenaron el hecho trágico
La muerte de Sergio Checho Canteros, de 33 años, y su padre Julio César Minto Canteros de 64 años, ambos apuñalados el viernes 6 de agosto en el predio del Gauchito Gil, fueron detonantes de las protestas sociales que buscan más que justicia.
Los lugareños denunciaron movidas mafiosas por parte de quién, hasta hace algunos días, dirigía la Asociación Civil “Centro Recreativo Devotos Cruz Gil”. Su nombre es Ramona Villalba.
Según se indicó, la mujer y el grupo que la acompañaba, habría querido apoderarse del terreno en que vive la familia de los fallecidos, para explotarlos instalando paraderos de vehículos y así incrementar los ingresos del santuario.
Ante la resistencia de su propietario y el padre del joven, una banda delictiva los asesinó frente a su familia y las personas del lugar.
Esto hizo que los vecinos del lugar, algunos puesteros y hasta vecinos de la ciudad de Mercedes, ubicada a algunos kilómetros del santuario, se congregaran para pedir justicia y mayor seguridad.
Los manifestantes aseguraron que la situación de injusticia tiene alrededor de 20 años de antigüedad y sus culpables actúan con total impunidad al momento de usurpar terrenos o cobrar cifras elevadas para permitir el ingreso a quienes visitan el santuario.
La destrucción del muro que impedía ver al Gauchito Gil
La gestión de Ramona Villalba habría ordenado la construcción de un muro frente a la ermita donde se encuentra la cruz del Gauchito Gil, sobre la banquina de la ruta nacional N° 123.
El objetivo era que los peregrinos y devotos tuvieran que bajar de sus vehículos e ingresar al santuario para verlo. Así, lograrían que los reconocidos “trapitos” facturasen cuidando los vehículos y que los devotos aportaran dinero en las alcancías del lugar.
Producto de las protestas por obtener mayor seguridad en la zona, los puesteros y vecinos del santuario decidieron demoler el muro a mazazos para que nuevamente se pudiera ver la imagen del santo popular desde la ruta.
¿Por qué se demolieron los puestos comerciales?
La demolición de algunos puestos comerciales fue ordenada por el nuevo interventor del predio y excomisario, Victor Isnardo, nombrado por el Gobernador Gustavo Valdés.
La medida no afectó a la totalidad de las construcciones, sino a las que se ubican sobre la banquina de la ruta nacional N° 123 y que son propiedad de Vialidad Nacional.
Cabe mencionar que los locales comerciales, que fueron demolidos y los que se encuentran dentro del santuario, no se encuentran habilitados por AFIP u otro organismo del Estado; no emiten facturas y se los considera un gran negociado hecho por fuera de la ley tributaria y penal.
Los puesteros hablan también del funcionamiento de algunos de estos puestos comerciales como “aguantaderos” de objetos robados y estupefacientes, de los que no existen personas responsables debido a la falta de papeles legales.
También señalaron a medios periodísticos que hace un tiempo existía un destacamento policial en el predio del santuario y lo levantaron. Por ello, se considera que existió una connivencia institucional.
Mayor seguridad y fin de la corrupción
Las principales demandas que hicieron los puesteros y vecinos del santuario del Gauchito Gil durante sus últimas protestas fueron mayor seguridad y el fin de la corrupción en la administración del predio dedicado al santo popular.
Pero la demanda no sólo incluye al predio del santuario sino que abarca a otras zonas de Mercedes como los barrios de la ciudad y la zona rural, donde los pequeños productores registran cada día el ataque de cuatreros que se llevan sus vacas.
En tanto, la población espera ahora que la Justicia provincial, junto a la Justicia federal, avancen en la causa de la familia Canteros y que el Gobierno Provincial encuentre una rápida solución para devolver la calma a la localidad.
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