Cada 13 de noviembre se conmemora el “Día Provincial de la Mujer Indígena”, en homenaje a Melitona Enrique, última sobreviviente mujer qom de la Masacre de Napalpí, un atentado ocurrido en julio de 1924, cuando las fuerzas nacionales atacaron a las personas que habitaban la reducción de Napalpí.
En ese momento, Melitona tenía 23 años cuando ocurrió la Masacre. Según su testimonio, al escuchar los primeros mensajes, corrió al monte y se escondió allí durante varios días. Hasta que el peligro pasó. Sin embargo, perdió a toda su familia en la matanza indígena. Su testimonio fue valioso para el juicio por la verdad que se lleva adelante.
Falleció un 13 de noviembre de 2008, a los 107 años, en la localidad de Machagai, donde el Estado le había otorgado una casa como parte de una reparación histórica. Sus hijos decidieron trasladar el cuerpo al paraje Aguará, donde también descansan otros familiares.
Para conocer cómo es ser mujer indígena en Chaco y militar por la reivindicación de derechos para las comunidades originarias, NEA HOY dialogó con Bashe Nuhem Charole, una reconocida comunicadora indígena de la provincia y miembro del Comité de Prevención de la Tortura del Chaco.
Ser mujer indígena en una sociedad patriarcal
Bashe es una trabajadora de la comunicación y también hace años lleva con orgullo la tarea de militar por los derechos indígenas, principalmente de las mujeres. “El papel de las mujeres indígenas -qom, wichí, moqoit- es importante en la construcción de la comunidad y en mantener las costumbres ancestrales”, dice.
“Es muy difícil ser mujer indígena en una sociedad patriarcal. Los líderes sociales de nuestro país vienen enfrentando una ola de violencia que a nosotras nos alcanza, los femicidios a las mujeres indígenas se han incrementado y eso realmente preocupa, nos duele. Las mujeres indígenas estamos muy preocupadas por esa situación”, advierte.
Para Bashe, en el resto del mundo hay una ola de violencia hacia las mujeres indígenas, sobre todo contra quienes levantan la voz en contra de las violaciones a los derechos humanos. “Pero el patriarcado no puede entenderse sin analizar el colonialismo, y desde ahí hay que preguntarse por qué la violencia hacia las comunidades indígenas y a las mujeres”, señala.
“Siempre ha sido difícil, justamente no tiene que ser recordado como algo malo. Existen mujeres indígenas que vienen luchando y es necesario tejer una política indígena con respecto a la violencia que sufrimos las mujeres indígenas. Por eso nos hemos fortalecido y organizado las mujeres, el patriarcado nos encuentra organizadas”, analiza Bashe Nuhem.
El rol de las mujeres dentro de sus comunidades
Según cuenta Bashe, las mujeres hasta hace un tiempo atrás no participaban mucho dentro de los espacios de debates políticos y organizaciones. “Las comunidades siempre nos hemos caracterizado por nuestra organización comunitaria. Pero a las mujeres nos colocaban en el lugar de secretarias; ahora ya no”, indica.
Pero en el último tiempo, con el levantamiento de las voces de las mujeres en todo el mundo, también creció la participación femenina activa dentro de las asambleas y espacios de debates indígenas. “Es una batalla ganada, hoy a las mujeres indígenas nos escuchan, nos respetan, caminamos junto a los hombres indígenas”, asegura Bashe.
“SOMOS UN PUEBLO QUE VIENE LUCHANDO HACE MÁS DE 500 AÑOS Y LAS MUJERES TENEMOS MUCHO QUE APORTAR”, BASHE NUHEM, COMUNICADORA QOM.
Por otra parte, Bashe advierte que a nivel macro, la participación de las mujeres indígenas en la vida política en general y, en políticas públicas para ese sector específico aún está retrasada. “Muchas veces no se tiene en cuenta el contexto, el idioma, el debate profundo, hay perspectiva de género, pero no perspectiva indígena”, remarca.
En ese sentido, recuerda que aprender, conocer y hablar el idioma de las comunidades indígenas es fundamental para cualquier proceso de transformación e implementación de políticas públicas. “Si no hablan ni escuchan el idioma, nunca van a entender nuestras demandas”, advierte Bashe.
“También hace falta que el Estado vaya al territorio porque dentro de las comunidades rurales hay violencias, hay mujeres que necesitan asistencia. El Estado debe buscar estrategias para llegar a todo el territorio para que todas las mujeres podamos participar en la vida política”, señala.
Un día de lucha
“El Día de la Mujer Indígena es una oportunidad para que nosotras hablemos, nos escuchen y nos den respuestas. Es un día para poder decir, contar y compartir acerca de cómo somos, cuáles son nuestras luchas, nuestra identidad. En mi caso, desde la comunicación hago mucha militancia sobre nuestra identidad indígena”, reflexiona Bashe sobre la fecha.
Por otra parte, invita a otras mujeres indígenas a alzar su voz, a militar en los espacios comunitarios indígenas. “El Día de la Mujer Indígena es de rebeldía, lucha, y sobre todo fortaleza, conocimiento, compartir con el otro, compartir nuestras luchas cotidianas, las de batallas como la recuperación de territorios; y recordar que las mujeres indígenas estamos siendo protagonistas de nuestra historia”, concluye Bashe.
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