En Argentina son más de 4 millones las personas con discapacidad, la mitad son mujeres y un tercio de ellas se encuentra en edad reproductiva. Sin embargo, las personas con discapacidad son las que menos posibilidades tienen de acceder a conocimientos sobre sexualidad, salud reproductiva.
En el Día Mundial del Discapacitado, desde NEA HOY proponemos tumbar todos aquellos prejuicios que existen sobre cómo deben vivir su vida y desarrollarse las personas con una discapacidad, sus deseos, inquietudes, posibilidad de enamorarse, formar una familia, llevar una vida digna.
Según la Organización Mundial de la Salud, “discapacidad es un término general que abarca las deficiencias, las limitaciones de la actividad y las restricciones de la participación. Las deficiencias son problemas que afectan a una estructura o función corporal; las limitaciones de la actividad son dificultades para ejecutar acciones o tareas, y las restricciones de la participación son problemas para participar en situaciones vitales”.
Acceso a derechos de las personas con discapacidad
A menudo, las personas con una discapacidad son infantilizadas, tanto que muchas veces eso niega sus derechos básicos fundamentales como el acceso a la educación, intimidad, salud sexual, a tener amistades, vivir libremente, ser económicamente independientes.
En 2006, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD). Desde su entrada en vigencia, los organismos internacionales de derechos humanos y de discapacidad han trabajado con la ONU para difundir lo que establece la CDPD.
Argentina, desde entonces, ha tenido importantes avances en materia de discapacidad. Existen pensiones no contributivas de ANSES para ese sector, programas nacionales y provinciales de acceso al empleo para personas con discapacidad, educación especial e integradora en escuelas “comunes” para los niños y adolescentes con discapacidad.
Esto, en parte, ocurre porque el Estado argentino tiene la obligación de realizar un adecuado control de convencionalidad entre las normas internas y la CDPD. Por eso, nuestro país también ha impulsado políticas de abordaje de situaciones que involucran a mujeres y personas del colectivo LGBTIQ con discapacidad.
En la discapacidad, desear es un derecho
Nuestro país, desde 2006 posee una ley de Educación Sexual Integral con contenidos para todos los niveles educativos e incluye a las personas con discapacidad. El acceso a una educación sexual es un derecho porque pone en pie de igualdad a los niños, niñas y adolescentes.
La UNFPA (organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva) reveló en 2018 que las niñas y mujeres jóvenes con discapacidades enfrentan hasta 10 veces más violencia de género que aquellas sin discapacidades. Las niñas con discapacidad intelectual son particularmente vulnerables a la violencia sexual.
Ahí es cuando el acceso a los contenidos de la ESI para las personas con discapacidad se vuelve importante porque les brinda herramientas para entender qué situaciones no son seguras y ni correctas, cuáles implican un peligro, entender de qué se trata el consentimiento, cuándo una situación es de abuso, métodos de anticoncepción, etc.
EL ACCESO A LA ESI BRINDA A LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD HERRAMIENTAS PARA PREVENIR ABUSOS.
Asimismo, no acceder a la ESI cercena derechos de una parte fundamental de su vida: la sexualidad. Entendiendo que esta es la posibilidad de conocer su cuerpo, sus límites, orientación sexual, etc. limita la capacidad de disfrute y goce y, por sobre todo, es negar información valiosa que podría permitirles aumentar su calidad de vida.
¿Qué es REDI?
La Red por los Derechos de las personas con Discapacidad es una organización que toma como base el modelo social, presente en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas; y desde ese lugar, impulsa acciones para visibilizar a las personas con discapacidad.
Uno de sus principales objetivo es promover el protagonismo de las personas con discapacidad en la lucha por sus derechos. Por eso, trabaja junto a otras organizaciones de discapacitados en el diseño de las políticas públicas sobre la temática, y también en su control.
La REDI posee cinco líneas de acción: género, empleo, accesibilidad, educación y acceso a justicia. Desde esos espacios impulsan diferentes actividades a lo largo y a lo ancho del país para dar visibilidad y también difundir los derechos que poseen las personas discapacitadas.
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