A 41 años de la Guerra de Malvinas, un contingente de ex combatientes de Corrientes se prepara para volver a pisar suelo malvinense. Esta es la tercera ocasión en que realizan esta travesía; la primera fue en 2018, luego en 2019 y este año.
“A algunas personas les suena raro que intentemos curarnos donde la pasamos tan mal, pero nosotros experimentamos una paz interior al llegar allí y contar lo que nos sucedió”, expresa Esteban Flores a NEA HOY, consultado por el viaje. Se trata de un excombatiente, que viaja como coordinador del contingente, elegido por sus compañeros, por tercera vez.
A la vez, cuenta que muchos compañeros de guerra deciden no volver a viajar a las Islas; algunos por cuestiones de pasaporte y otros trámites, y otros “por temor a los fantasmas que nos acompañan”.
Sobre sus recuerdos de guerra, Esteban cuenta que, al momento de ser convocado para viajar a las Islas se encontraba haciendo la colimba (servicio militar obligatorio que debían prestar los ciudadanos varones) en el Batallón de Infantería de Tierra del Fuego, donde obtuvo una intensa preparación.
Su historia de vida comienza en la localidad de Concepción de la Sierra, en Misiones, y a los 7 años se traslada a vivir a la capital correntina, producto del traslado de su padre. Varios años después le tocará viajar al sur argentino.
El día en que llegó a suelo malvinense, recuerda, fue exactamente un 8 de abril, tal como lo hará este año, junto a sus 20 compañeros correntinos.
“Tuvimos que madurar en sólo 74 días, dejar de ser jóvenes, porque la guerra nos cambió totalmente”
“Éramos todos adolescentes, tuvimos que transformarnos en máquinas de guerra. Éramos niños que, de repente, pasamos a ser adultos. Tuvimos que madurar en sólo 74 días, dejar de ser jóvenes, porque la guerra nos cambió totalmente”, manifiesta nostálgico.
En la misma línea, embargado por diferentes emociones, asevera que “la guerra no es recomendable para nadie, porque de ahí sale la peor bajeza de las personas”.
La vuelta a Corrientes de Esteban es parecida a la de otros cientos de soldados que combatieron en las Islas Malvinas: “Cuando regresé, pareciera que no era la misma persona. Una parte mía quedó en Malvinas y el hecho de haber ‘crecido de golpe’ me hizo pensar que tenía una personalidad disociada”, cuenta.
Tercer viaje de Esteban
Recordando las oportunidades anteriores que tuvo de viajar a las Islas Malvinas, el ex combatiente cuenta que sintió una sensación de haberse curado de los males que tuvo que pasar allí durante la guerra de 1982.
“Cuando llegamos, el sábado, nos alojamos en un hotel en Puerto Argentino y el domingo lo primero que hacemos es ir a recorrer el cementerio de Darwin donde están alojados nuestros compañeros muertos en batalla”, dice sobre los años anteriores.
También, dice que, en cada lugar que visita el contingente, sus miembros aprovechan para contar lo que les sucedió en ese lugar y lo que les costó transitar los “crueles combates”.
Esteban habla también de una sensación profunda de los ex combatientes que visitan Malvinas y los que la recuerdan desde el suelo en que viven actualmente: “la culpa del sobreviviente”.
Sostiene que la mayoría, al recordar a sus compañeros muertos en batalla, se preguntan “¿por qué murió mi compañero y no yo?”.
La sensación curativa de pisar suelo malvinense
“Ir a Malvinas es una sensación tremenda. Es como ir al cielo, porque queremos tanto este territorio. Para nosotros las Malvinas no es sólo un 2 de abril, pensamos en ellas todos los días y todas las horas”, exterioriza Esteban Flores.
“Después de volver a Malvinas, en 2018, pudimos sacarnos una inmensa mochila que teníamos desde hace casi 40 años. A partir de ahí, pudimos reír un poco más”.
Recuerda también que en 2018 le embargó una emoción tremenda cuando estuvo en el avión, yendo por primera vez a las Islas Malvinas, cuando, desde el cielo vio el territorio malvinense y quiso “saltar del avión para pisarlo inmediatamente”.
“Cuando bajas en el aeropuerto es como que te sube algo por todo el cuerpo, te invaden las sensaciones y después, al recorrer los campos de Malvinas, te vienen a la memoria cada momento que viviste en las batallas, los bombardeos”, comparte Esteban.
También cuenta que muchos de sus compañeros cuando participaron en estos viajes, “estaban medicados y tomaban varias pastillas, y, tras haber viajado a las Islas, se les redujo la cantidad de pastillas. Esto demuestra lo curativos que son estos viajes para nosotros”.
En las próximas horas, Esteban llegará a suelo malvinense junto a sus compañeros para revivir, una vez más, no sólo las ‘crueldades de la guerra’, como él mismo lo definió, sino para “curar” un poco más de lo que dejó en su vida, Malvinas.
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